A imagen y semejanza de las antiguas batallas de flores, que todavía se conservan en Valencia, en la Fira de Juliol, o en Burriana, en las fiestas de la Misericordia, el Coso Multicolor de Castellón recoge el legado de las ceremonias del Romanticismo que se dieron en las tierras de la antigua Corona de Aragón, a finales del siglo XIX.

Rituales de juegos florales y de exaltación de la mujer en la llamada Reinaxença literaria y cultural, y que dio esplendor a la letras y a las artes. Hay que recordar también que es precisamente en estas fechas cuando Castellón alcanza notoriedad preeminente y se convirtió en ciudad de los prodigios con la construcción y desarrollo de muchas de las infraestructuras culturales y sociales que todavía perviven, como el Teatro Principal, la plaza de toros de toros, las iglesias de la Trinidad y Sagrada Familia...

Una batalla de flores que durante la década de los 60 y 70 del pasado siglo formaron parte también del programa oficial de las fiestas de la Magdalena, con el recuerdo de circuitos como el de la avenida Capuchinos y el de la Puerta del Sol (en 1987, además fue retransmitida en directo por la extinta Canal 9 para la Comunitat Valenciana).

Sin embargo, las flores fueron sustituidas por el confeti. Fue a principios de la década de los 90, bautizando el desfile como Coso Multicolor y llevándolo a la avenida del Rey don Jaime.

Incluso un año fue sacado de las fiestas de la Magdalena y llevado a las celebraciones de la Mare de Déu del Lledó, pero pronto volvió a la semana grande.

El Coso se ha consolidado en la actual programación de la Magdalena. Un acto que, especialmente, divierte a los niños. Y es que la incruenta guerra de papeles de colores seduce de forma extraordinaria en unas fiestas tremendamente populares.