Es la oportunidad de poder representar a la dona castellonera, a todo un sector y acompañar a nuestra reina, formando parte de su corte de honor», describe con palabras precisas Estela Bastida Ferrara el privilegio de ser madrina de Forn del Pla.

Tiene 21 años, trabaja de camarera y lleva formando parte de la comisión de la glorieta de San Roque desde hace dos ejercicios festeros, implicándose en cada una de las actividades y responsabilidades que conlleva este madrinazgo de luz. De la semana grande de la capital se queda con la «romeria», el acto central de las señas de identidad del pueblo castellonero, «el Desfile de Gaiates», en la noche de luminarias jubilosas del tercer domingo de Cuaersma, y el «Vítol!», por lo que representa de «emoción», asegura la bella Estela Bastida.

No oculta su ilusión ante la proclamación en la que recibirá la banda de madrina. Ya se le notaba el pasado sábado, cuando protagonizó con el presidente y la madrina infantil la ofrenda de la Gestora de Gaiates.

Sobre la poca implicación de los jóvenes castellonenses en las comisiones de sector, explica que «priorizan otras actividades». Una Estela Bastida que tiene como aficiones «bailar y pintar». Bajo el signo zodiacal Sagitario, no duda en destacar el gran ambiente que se vive en la gaiata: «Más familiar, imposible». «No se puede estar más a gusto», dice.

No disimula su nerviosismo ante la presentación en el Palau de la Festa. «Nervios, muchos nervios», explica la madrina de la 11 en las horas previas a su consagración como máxima representante de uno de los sectores de más raigambre de la ciudad.

«SON TAN CREATIVOS...» // Una proclamación de la que dice no imaginar nada porque «los miembros de la comisión son tan creativos... y todo saldrá muy bien», apunta. Como madrina 2019 lanza un mensaje a los vecinos: «Que se animen, que participen también en les festes de carrer y que cada año seamos más». Para la gala de Forn de Pla lucirá una falda de color azul y relata que lo que más le gusta de su traje de castellonera es el anillo, porque se lo regaló su «abuelo», puntualiza.