Llum de festa, llum de gaiata, llum de tradició. Con esa anáfora empezaba Javier Roig, voz celestial que ejercía como hilo conductor del espectáculo, el acto de encumbramiento por antonomasia de los símbolos de las fiestas de Castellón: la Encesa. La alternancia de luces, la música épica y unos 60 kilos de pólvora fueron los encargados de rendir tributo a los 19 monumentos a concurso que sobresalían en una avenida Rey don Jaime abarrotada.

La performance, coordinada por Alejandro Vidal, de la Junta de Festes, y ejecutada un año más --y ya van 17-- por el

valldeuxense Pepe Nebot, de la Pirotecnia Peñarroja, incluía una gran novedad respecto a la última edición. Después de unos años en los que las canciones tradicionales eran las que marcaban el ritmo del espectáculo, en la Encesa de este 2018 se optó por armonizar el acto con bandas sonoras épicas de películas. Tal es así que, mientras miles de castellonenses y visitantes presenciaban boquiabiertos la fusión de luces, colores y música, piezas de filmes como Iron Man, Ferdinand, Conan el Bárbaro o Cómo entrenar a tu dragón acompasaban el resplandor de los monumentos. «Este año hemos apostado por un espectáculo aún más multimedia y hemos dejado a un lado las típicas canciones de serenata para incluir melodías de cine que refuercen y acentúen los cambios de ritmo», relató Nebot minutos antes de realizar su decimoséptima Encesa.

Previamente al espectáculo, las reinas de la Magdalena, Carla Bernat y Lucía Burguete, acompañadas por la alcaldesa de Castellón, Amparo Marco, y la concejala de Fiestas, Sara Usó, visitaron una a una las 19 gaiatas y se fotografiaron con la comisión de cada sector a pie de monumento.

Un tour real y un espectáculo piromusical que compartían una misma meta: glorificar y rendir culto al icono festivo de Castellón y a todas las personas que año tras año posibilitan que la gaiata siga siendo el elemento icónico de la ciudad. Un propósito común que, como concluía la voz del narrador, solo busca que las gaiatas y su luz «siempre sean el mejor pregón».