Noche de gaiates. De todas. Como colectivos fundamentales y indispensables de las fiestas de la Magdalena. Sin sectores, no hay festejos fundacionales. Sin luz que convierte “la oscuridad en claro día”, no hay tercer domingo de Cuaresma. Y eso es lo que se reflejó en el Palau de la Festa en la ya clásica gala de homenaje a las comisiones.

Una ceremonia conceptualmente clásica y tradicional para “apelar al sentimiento gaiater”, como destacó momentos antes de comenzar el acto la ponente de la Junta de Fiestas, Lidia López, responsable directa de la organización de un tributo que es mucho más que un prólogo festero: “Reivindicar el papel de las comisiones de sector y su indiscutible protagonismo”.

Y, así, con el acceso al escenario de las damas de sector, con intercalación de imágenes que hablaban de los festejos más entrañables que se celebran a lo largo del año, festes de carrer y patronales como las de la Mare de Déu del Lledó, se fue desarrollando un perfecto clímax de sentimientos a flor de piel, miradas de complicidad, gestos amables y sonrisas, mecidas suavemente por los estandartes de las asociaciones de luz, emblemas y escudos de la geografía urbana festera.

Evocación también a los acompañantes de las damas, “como agradecimiento a vuestro trabajo a lo largo del año”. Hombres de gaiata, “parte importante de las actividades del sector”, como definieron Javier Roig, voz en off, y Nuria Miravet, en directo, quienes dirigieron con maestría un boato de honores, pleitesía y cariño hacia la maravillosa aventura de ser y hacer gaiata en el país castellonero de la ermita de la Magdalena. H