Castellón volvió a ser medieval, a la época del Rei en Jaume I, para recibir con honores a la que representará a su segunda esposa, la reina Na Violant d’Hongria, dama de la Germandat dels Cavallers de la Conquesta, para las fiestas de la Magdalena del 2017, Marina Redó Fortanet; y sus dones de companya. El Teatro Principal se llenó de blasones acreditativos de las casas caballerescas, mientras en la plaza La Paz prendía el fuego de la conquista, de la genealogía de la festa plena.

El coliseo, lleno hasta la bandera, hizo un viaje en el tiempo. Y los caballeros rindieron vasallaje a Marina Redó, que traspasó el arco de espadas hacia los anales del ente para iniciar la mágica aventura como Na Violant, en un precioso decorado de soportales góticos que daban prestancia al escenario, cual sala del trono.

Y, al lado de Marina, sus dones de companya. Ana Goterris Estrada, Na Dolça; Ana Sanz Sánchez, N’Ermengarda; María Soriano Ruiz, Na Eva; Estefania Gonell i de Celis, Na Margarida; Andrea Sánchez Verchili, Na Provençala, y Ana Ortuño Salvador, Na Rama. Las seis desfilaron por el majestuoso pasillo con su rosa caballeresca en la mano, mecidas por el aplauso cariñoso de sus cortesanos, en un acto que resultó fluido durante unas dos horas, y que arrancó, como manda el protocolo, con la actuación del Grup de Danses El Forcat y del Grup de Teatre Fadrell, que brindaron «tradición y orgullo en forma de costumbres pairales de la ciudad», explicó el presentador, José Antonio Balfagó, con una representación de bailes más burgueses que jalonaron con un emocionante Bolero de Castelló.

TAMBORES ATRONADORES // El seguici arrancó de la calle Enmedio, en los Quatre Cantons, con el estruendo de los Bombos y Tambores Desperta Ferro!, que, atronadores, anunciaban a los cuatro vientos la llamada de los siglos en la historia permanente del recuerdo a los orígenes de la ciudad de Castellón de la Plana. Y entre el público, gran curiosidad por descubrir uno de los secretos mejor guardados de la Germandat, el traje de Marina Redó como Na Violant, que causó sensación, en tonos granates y dorados, con un cuerpo con estampado vegetal creado a partir de un tapiz centenario.

Las dones, con una amplia gama de tonos desde el mostaza al verde, azul eléctrico, morado y vainilla se llevaron los primeros aplausos en la comitiva, sobre todo en el tramo final, en el Casino Antiguo hasta La Paz, donde, ya dentro del Principal, aguardaban las reinas de las fiestas de la Magdalena, Estefanía Climent y Berta Montañés, junto con el conseller de Cultura, Vicent Marzà; la vicealcaldesa, Ali Brancal; y la presidenta del Patronat de Festes, Sara Usó; además del presidente de la Junta de Festes, Juanvi Bellido. La Corporación Municipal, el vicepresidente de la Diputación, Vicent Sales, y el rector, Vicent Climent, aguardaban en el hall.

EL PENÓ, CUSTODIO // Las jóvenes custodiadas por el Penó de la Conquesta, emblema cuatribarrado del recuerdo a la historia de la Ciudad, y acompañadas del prohom, Luis Oria; y el mantenedor, el director de Mediterráneo, José Luis Valencia, en un pasacalle seguido por decenas de castellonenses que aplaudieron su paso. Mucha emoción entre los presentes, en un coliseo que vivió una noche de glamur, charoles y pieles entre un público en el que destacaron la familia de Na Violant, con sus padres, Héctor Redó e Inmaculada Fortanet en el palco de honor; y muchas damas de Cavallers de años anteriores, además de las madrinas de los 19 sectores para la Magdalena del 2017. //