El paisaje urbano de la demarcación territorial de la gaiata 8, Portal de l’Om, es puro pasado. Esencia de la historia castellonense que evoca antiguos enclaves y edificios, antiguas ceremonias y rituales, vetustas voces de monjas y doncellas, de caballeros andantes y rosarios de la aurora. Con el epicentro en la plaza Borrull, que evoca al famoso jurista que defendió los valores forales y estuvo presente en la creación de la primera Constitución española, en las Cortes de Cádiz, la gaiata 8 puede presumir de una trama ciudadana en la que se mezclan los estilos y culturas muy diferentes.

De la Ilustración al Renacimiento, de la Edad Media (como el flordelisado palacete de los Miquel) al siglo XX, con ese monumento a la historia de Castellón del añorado Llorens Poy.

Y, emergiendo desde las profundidades de la historia, el cenobio de religiosas clarisas que estaba ubicado sobre la actual plaza de Santa Clara.

Monasterio que más tarde fue primer instituto de Secundaria de la ciudad, antes de que se construyera el actual IES Francisco Ribalta. Pero la esencia de Portal de l’Om está en las pequeñas y escondidas calles del sector.

Como Cazadores (nunca se ha sabido el porqué del nombre de este vial, posiblemente por la existencia de un Gremio de Cazadores en Castellón, pero que no está documentado); Campoamor, antic Camí Vell de la Mar, en memoria del asturiano que fue poeta y gobernador civil de la capital de la Plana; Obispo Climent, prelado que fue de Barcelona nacido en Castellón y benefactor en muchas obras sociales; avenida Hermanos Bou, con el antiguo recuerdo de la Panderola; Pescadores, donde vivían los artesanos de la pesca, mucho antes de que surgiera el distrito marítimo del Grao; plaza de Hernán Cortés, uno de los rincones de mayor encanto de la ciudad turquesa y naranja...

Portal de l’Om fraguado en una historia centenaria de avatares, tradiciones y leyendas de padres a hijos y nietos.