Tras la polémica del año pasado, cuando el equipo municipal de gobierno decidió no entrar en la concatedral de Santa María, aunque si dio libertad a otros ediles para recoger al clero al término de la misa de romeros, en la rogativa de ayer se alcanzó «un acuerdo» y hubo concejales que, en aras a su libertad de opción, cruzaron el umbral de la sede catedralicia para salir después con el cortejo religioso e iniciar la Romeria de les Canyes.

Un peregrinaje que tiene el doble carácter de cívico y devocional. Así pues, la concejala de Fiestas, Sara Usó, del PSOE; Enric Porcar, de Compromís y los 8 concejales del PP se adentraron en la iglesia mayor y, tras esperar a que acabase la eucaristía, acompañaron al obispo y el resto de clérigos hasta el Ayuntamiento, donde se juntaron con el resto de los representantes de las instituciones civiles, como establece el Concilio Vaticano II en lo que se refiere a la separación Iglesia- Estado.