Permítame señora, reina de las gaiatas y de la luz, que me dirija a usted. El escribidor, embelesado ante su serena majestad, quiere robarle parte de su precioso tiempo en esa corte maravillosa de palacio atemperado de verde magdalenero y también turquesa y naranja. Con la venia de usted, dígame cosas de su vida, de sus vivencias, de su arrobo, de esa satisfacción emocional a punto de iniciar su peregrinación hacia la blanca ermita de Santa María Magdalena en un nuevo tercer domingo de Cuaresma.

Sentir gaiatero

Estefanía Climent, la de la sonrisa iluminada de cielos de colores, confiesa estar «muy tranquila» ante la Galania de música, flores y palabra. Y también expectante «por saber los secretos que se esconden: galantejador, cojinero... para vivirlo con intensidad y emoción», manifiesta.

Sensaciones «increíbles»». Que fueron naciendo hace 10 años, cuando, por su hermana Lourdes, entró «en la gaiata 15». Y es que, desde un sentimiento «totalmente gaiatero», mi Reina (déjeme ahora tutearle), tiene ese recuerdo reciente de su contacto intenso en el pasado homenaje a las comisiones: «Me sentí muy a gusto, con mi gente...».

Sentencia, como una ley no escrita, en su paraíso castellonero, que persevera --en grata espera como una Odisea homérica de luces y destellos, de esplendor-- ante la llegada en la semana grande del «Desfile de Gaiates, cuando se muestran los monumentos realizados durante todo un año»; un acto al que tiene «mucho cariño, pero también la Ofrenda de Flores y, por supuesto, la Romeria a la Magdalena», resalta.

Y es que, hablando de gaiata, asevera en su contundencia que son las arquitecturas efímeras «lo que nos diferencia de otras fiestas», puntua. «El símbolo por excelencia de la Magdalena», añade con ese aplomo real --solo las reinas gozan de esa virtud de impertubabilidad, entre la dulzura y el cariño-- de voz transparente y modulada, sin estridencias. Desde la humildad en su grandeza.

Emociones y sentimientos

Mientras, es testigo de las emociones de sus progenitores con el reinado de la hija, sobre todo, con su padre, que la «ha sorprendido», indica. Quizás porque a los hombres les cuesta más expresar los sentimientos (pero eso, lo digo yo, Estefi es muy grande).

De signo zodiacal Libra --equilibrio perfecto--, con el sueño de un día poder visitar Australia, con el verde como color favorito (magdalenero) y su pasión por su terruño en clave Castellón, Estefanía Climent, de 23 años, estudiante de Químicas, siente la complicidad y la entrega de sus amigos, que le «aplauden» y sabe «que están ahí», aunque no pueda estar con ellos ahora.

Una última confidencia, mi señora. Cuántas veces, tu profesor, Julio me ha dicho: «Estefanía, qué buena chiquita es, que aplicada y que responsable». Este juntaletras y fabulador (también templario) te rinde vasallaje. Y ya no necesito más tiempo. Te dejo perderte en tus obligaciones. Las de reina de Castellón 2017. //