Carla Batalla Cortés no es nueva en esto del madrinazgo. Ostentó el cargo de madrina infantil en el año 2008, cuando pertenecía a la gaiata 8, a la que entró en el 2003 y permaneció hasta el 2009. Forma parte de la 1, Brancal de la Ciutat, desde el 2017, y debuta como madrina en este sector.

Carla afronta el nuevo periodo festivo con ilusión y alegría, aunque tiene los pies en la tierra cuando asegura que «es un mundo de mucho estrés, sacrificio, y hay que compaginar todo el tiempo». Y es que la joven, de 19 años, estudia Ingeniería Agrónoma en la Universitat Jaume I, aunque disfruta su tiempo libre ejerciendo sus dos pasiones, el dibujo y el baloncesto.

Para Carla, su sector comprende una comisión que abandera valores como «la amistad, el compañerismo, el cariño y el amor», y considera la gaiata como el nexo entre «familia y amigos».

La máxima representante ocupa el cargo homónimo del guarismo 1 precedida por una generación de mujeres muy vinculadas al món de la festa. Su tía abuela fue dama hace 74 años --este 2020 se conmemora el 75º aniversario de las fiestas de la Magdalena--, en las segundas celebraciones capitalinas; su abuela fue dama de la gaiata 2, Fadrell, y su madre fue madrina de Brancal de la Ciutat hace aproximadamente 30 años. «He bebido del mundo gaiater desde bien pequeña, toda mi familia ha estado muy implicada, y tanto a mí como a mi hermana nos encanta», apunta Carla muy ilusionada. Su acto predilecto de la Magdalena es el Desfile, porque «luce el monumento, que representa la dedicación y el cariño de todo el año, es un derroche de luz, y es muy animado», señala. Respecto al mismo, el sector cuenta este año con un nuevo comisionado que se ha encargado de dar un valor añadido a la estructura, Ximo Ribes, que junto al veterano Ángel Escudero «van a dar un gran paso en el diseño».

Carla Batalla anima a toda la gente joven a participar de las gaiatas y a su sector a programar más actividades para que vecinos y visitantes se acerquen al enclave de Brancal de la Ciutat, que emplaza su monumento en la plaza del Botánico Calduch, junto a la iglesia San Francisco.