Es la princesa del reino de l’Espartera, el sector que la vio nacer hace ya cuatro años como socia junto a su hermana gemela, Ainhoa, que se desvive por acompañarla en el desfile vital por los parajes de la festa magdalenera como su dama de honor e incansable escudera. La jovencísima Mar Valle es, a sus 10 años, una niña un tanto vergonzosa pero de ideas claras y concisas, que convence con un solo sí o no. Estudiante de 6º de Primaria en el colegio Tombatossals de Castellón, es una amazona ya experimentada, que ama los caballos y en entorno de la naturaleza, en la que se siente como en un auténtico trono.

El mismo que la elevará mañana sábado a lo más alto de los anales de la historia de l’Espartera, al lado de su gran familia festera, la que la arropa y lleva en palmas hacia lo más alto de la diversión en el madrinazgo. Sobre todo, Mar lo pasa «genial». «Me encanta ir a la gaiata, estar con mis amigos del sector, con mi madrina, e ir a los actos... es una ilusión cumplida», dice en una conversación en la que, en tono tímido, no deja de emocionarse al pensar en «la presentación», primero; y en que «llegue ya la semana de la Magdalena».

Quiere subir a la ermita con el cortejo de la Romeria de les Canyes, pero sobre todo, participar en el Desfile de Gaiates, donde podrá «ver el monumento y dar muchas veces la volteta».

Ella lleva el linaje de las fiestas de Castellón en la piel, pues su madre, Beni Parreño, fue en 1989 madrina de la gaiata 13 Sensal y, dos años después, dama de la ciudad en la corte de la reina Carmen Bonet. «A las niñas les gusta per se, desde siempre, es como si lo llevaran en el ADN», señala la madre, orgullosa. H