La apuesta ha sido arriesgada a la vez que contundente. Con ese afán de consolidar la Magdalena como uno de los referentes de principio de temporada, la empresa ha logrado reunir a una baraja de nombres que son la flor y nata del toreo actual. No es fácil que en una feria con tan pocas corridas y de esta categoría, reúna a todas las grandes figuras del toreo. Todas. Con todas las consecuencias que el término figura conlleva. Ahí están Manzanares, Roca Rey, Morante de la Puebla y El Juli. Enrique Ponce, acartelado, sufrió una fuerte cogida el pasado lunes en Fallas y su presencia peligra. Son los cinco imprescindibles, los reyes sin los cuales, las ferias están carentes de brillo y categoría. Ninguna de las ferias primerizas, ni Olivenza ni València ni Sevilla puede presumir de tan preciada baza. Algo que demuestra que las figuras, tan reticentes a hacer el paseíllo en una plaza donde el torismo acaparó mayor protagonismo ediciones pretéritas, ahora se sienten identificadas, cómodas, queridas y valoradas en esta plaza que, viendo los resultados, tiene una clara tendencia a disfrutar de los carteles de campanillas y gran relumbrón.

Pero no solo, porque si malo fue abusar de un torismo impostado que acabó arrastrando a Castellón a una crisis de identidad, tampoco es bueno que en esta tierra no haya un guiño a ese tipo de ganaderías más especiales. Ya desde el año pasado con Victorino, se recuperó esta tendencia torista, que tiene continuidad con el hierro de Adolfo Martín. Tanto monta, monta tanto.

Una corrida que ha servido para ofrecer una hoja en blanco a tres toreros de la tierra que pedían a gritos escribir un nuevo capítulo de sus carreras con la tinta de la entrega y el abecedario de la reivindicación. Un tren que vuelve a pasar para dos toreros con más años de alternativa como Paco Ramos y Abel Valls; y con una nueva parada en Burriana para que Vicente Soler siga demostrando que es un torero con armas para poder tener su sitio en esta Fiesta. En sus manos está el destino de sus carreras. El póquer en la baraja castellonense lo completa Varea, que jugará esta vez con otro tipo de ganadería y cartel como premio a su meritoria actuación con los victorinos en su anterior paso por la Magdalena. También deberá dar un paso al frente y seguir dando motivos para que sus partidarios sigan creyendo en este torero de culto. Tiene un reto por delante.

Alicientes

Son muchos los alicientes de la feria. Cada día hay varios motivos y argumentos que invitan a acudir al coso del paseo Ribalta. La presencia de Roca Rey, el torero de moda, parece ser uno de los de mayor peso. El peruano se ha convertido en la revolución del momento, un imán para los jóvenes, uno de los pocos que levantan pasiones más allá de los ruedos. Es, al fin y al cabo, la gran revelación, el llamado a coronarse como rey de los toreros. Aunque no se lo van a poner fácil los que están en lo más alto demostrando que las figuras, lo son por algo.

¡Vuelve Morante! Y eso es noticia. Ausente de Fallas, el de La Puebla cuenta con grandes adeptos en esta tierra. El sevillano es de los poquísimos que pellizcan el alma con ese arte misterioso y lleno de enjundia que Dios le dio. Como adeptos tiene Manzanares, o el incombustible Ponce, así como el todopoderoso Juli. Incluso Fandi, Perera o Cayetano, que llegan con su legión de partidarios. Uno que se va, como El Cid, y otros que llegan, como López Simón o Román. Figuras a pie y a caballo, con esa presencia de la gran figura del momento: Diego Ventura, un grande.

La alfombra roja del toreo se extiende en Castellón en un desfile de estrellas consolidadas y otras que aspiran a serlo. La combinación, mejor, imposible.