Modo ‘todas las músicas de Europa’. En la plaza Mayor de Castellón, convertida durante unas horas en capital del viejo continente. Ritmos antiguos, pero también nuevos, acrobacias imposibles y banderas en conexión con el viento. Clausura del FAMM! 2016.

Matinal preciosa, a ratos soleada, en la crónica más estupenda para relatar las lecturas de un pentagrama que desgranaba notas y sentimiento, cuando la Magdalena apuraba sus últimas horas.

En el lenguaje universal de los sonidos del metal, de las gaitas, los tambores, las trompetas y las flautas, las bandas de Eslovenia, Polonia, Escocia, Alemania, Italia y Ucrania, junto a la veterana Banda Municipal y la novísima de la Universitat Jaume I hicieron las delicias de un público que abarrotaba el castizo enclave urbano de campanar, concatedral y casas consistoriales, en la cuadratura del círculo de arquitectura toscana (más Europa, imposible) del Castellón que fue de tres culturas y ahora es de muchas más. En la mayor de todas las plazas de la ciudad y término.

Música embriagadora y solemme, mayestática y marcial, y también lúdica y sensual, como el ‘momentazo’ de la interpretación de ‘Copacabana’, de Barry Manilow, a cargo de la Municipal de Castellón, con un José Vicente Ramón, maestro titular, enfebrecido y pasional, artísticamente renacentista.

Ximo Górriz, quien ya actuó de presentador en la explanada de la basílica en el día de la Ofrena, repitió misión para ir anunciando las agrupaciones que consagraban la grandeza del domingo de Vítol en la más hermosas fiestas del planeta. También con música. La que llegada de Europa se alambica con las fiestas de la Magdalena, más internacionales que nunca. H