Ha sido la gran sorpresa de la Feria de Fallas. La manera en la que cuajó sus dos toros de Fuente Ymbro fue todo un gustazo para los sentidos. Perfume caro, de sabroso clasicismo. Ese chispazo de arte que cautiva es el que ha vuelto a poner el nombre de Finito en boca de todos. Ese shock de arte le ha llevado a ocupar el puesto de Ponce para este domingo en Castelló.

--La de València fue una tarde para el recuerdo, todo un estallido de puro sentimiento.

--Me siento muy orgulloso de que, a pesar de los años, uno siga sorprendiendo de esa manera. Fue una tarde muy especial por distintas circunstancias: València, una plaza de primera, la primera corrida de la temporada, con un toro por encima del tipo de toro que debe salir en esa plaza por problemas en los reconocimientos… Es una tarde de las que pesan y, sin embargo, pasaron cosas porque he tenido una preparación buena a lo largo del año. Todo eso unido a la ilusión y las ganas de hacer el paseíllo en una plaza talismán, además de la buena corrida de Fuente Ymbro, hizo que surgiera la magia.

--Se cotizó una torería que hoy en día escasea bastante...

--Mira, los compañeros de ahora tienen un mérito tremendo. Llevo tres décadas como matador de toros y jamás he visto que los toreros hagan las cosas que se les hacen a los toros hoy en día, y además con el trapío del toro de ahora, con ese volumen. Sí que es verdad que el toro ha ganado en cuanto a nobleza y calidad. A pesar de todo, si nos remontamos veinte años atrás, había una baraja de toreros de mucha personalidad y cuando ocurría algo importante, te pellizcaban el alma. Ahora el toreo es más predecible, falta el factor sorpresa.

--Está otra vez en boca de todos. Bienvenido a la competencia…

--Yo no vengo a competir con nadie, sino conmigo mismo, y a que me dejen expresar lo que siento y ser feliz. Mientras me encuentre en condiciones y el toro me lo permita, con eso me basta. Que los demás sigan su camino, pero que a mí me dejen caminar.

-El clasicismo no pasa de moda.

--No es fácil, y la gente puede pensar que yo puedo estar así todos los días y con esa actitud… ojalá, pero somos personas y, como tal, seguiré cometiendo errores. Habrá tardes en las que no tendré la inspiración o el ánimo suficiente para que ocurra lo que el público espera. A veces uno va preparado y el toro no ayuda, o viceversa, por eso el toreo es un mundo mágico. Algo único.

--Y de inmediato resulta que todos se ponen de acuerdo.

--Esa es la belleza del arte. Uno no entiende de pintura, pero siempre sobresale algo que, sin saber lo que esa obra quiere transmitir, te pone los bellos de punta.

--València, Castelló, Madrid… No se presenta un mal año.

--Ahora solo pienso en Castelló, que es mi próximo compromiso y que afronto con la misma ilusión de siempre. Es una plaza que me encanta, con una afición torerista que va a disfrutar. Todavía recuerdo aquella faena vestido de blanco y plata al toro de Diego Puerta. El cartel del domingo me gusta porque son tres conceptos definidos y creo que el público podrá ver detalles de gran plasticidad, tanto de Cayetano como de Varea, que es un torero con unas cualidades tremendas y tiene algo especial.

--Siempre se le acusó de que le faltó ambición para ser figura.

--Es que los sellos son difíciles de quitar. La gente está muy equivocada cuando me acusan de eso. A estas alturas de mi profesión lo que sí he demostrado es mucha afición, ambición y pasión por un mundo al que le debo todo.

--¿Está feliz?

--Mucho, a pesar de lo duro que es esto, de verte sin ninguna explicación en casa un día tras otro. Solo pido un mínimo de respeto por los toreros que llevamos tantos años. Pero sí, muy feliz.