A sus 18 años, Raquel Provinciale Cazalla cumplirá un «sueño» cuando mañana reciba en el Palau de la Festa la banda que la acredita como máxima representante de Porta del Sol. «Ser madrina es por encima de todo un orgullo, aunque conlleve gran responsabilidad», define. Estudiante de segundo de Bachillerato, alcanzar el olimpo fester de la gaiata 3 es el último paso que da en un sector en el que lleva 11 años. A los siete entró en la comisión como madrina de honor infantil, en el 2010 fue madrina infantil, en el 2012 ejerció como dama de la ciudad infantil, del 2013 al 2018 fue primero colaboradora y luego dama al pasar a la comisión mayor, y en este 2019 ha sido madrina de honor. Ahora, con la vista puesta en la Magdalena 2020, llega a la cúspide de Porta del Sol. Para Raquel, cuyas principales aficiones son hacer gaiata, surfear y dibujar, los festejos fundacionales son «una forma de vida», «un sentimiento de pertenecer a Castelló». «Es un conjunto de emociones que solo se entiende cuando vives la Magdalena desde dentro de una gaiata», explica la nueva máxima exponente del tercer sector.

Le gustan todos los actos de la semana grande, pero si tiene que destacar en especial alguno, se queda con el Desfile de Gaiates, la Encesa y las mascletaes. «Las fiestas son la culminación de un año de ilusiones, compromisos y esfuerzos compartidos, un lazo que me une a las tradiciones y los orígenes de Castelló», razona.

La vena gaiatera es algo que le viene arraigado de familia. No en vano, su padre (es el presidente), sus hermanos y su abuela también forman parte de Porta del Sol, por lo que sentirá de bien cerca su apoyo hasta la llegada del tercer domingo de Cuaresma.

Esa pasión magdalenera le hace tener un espíritu crítico hacia la gente que ponen en entredicho los monumentos festeros. «Entiendo que cada persona tiene una manera diferente de vivir y entender las fiestas, pero no puedo comprender a los que critican las gaiatas sin saber el esfuerzo que conllevan», argumenta. Y es que, al fin y al cabo, «sin gaiatas las fiestas de la Magdalena no serían lo que son».