El domingo 10 de marzo de 1991 se colgó el cartel de ‘No hay billetes’ en la plaza de toros de Castellón para presenciar el último festejo de la feria, con un cartel de figuras: Roberto Domínguez, Juan Antonio Ruiz ‘Espartaco’ y Julio Aparicio. Pero como asegura el refrán, corrida de expectación corrida de decepción. Falló la corrida de Jandilla, que salió muy floja y descastada. Dos toros fueron devueltos por inválidos. Solo hubo un jandilla que destacó sobre el resto de sus hermanos, el tercero de la tarde, que le tocó en suerte al más joven de la terna, Julio Aparicio. El torero madrileño dejó algunos detalles de su particular tauromaquia, repleta de inspiración y naturalidad, aunque no acabó de estar a la altura de uno de los toros importantes de la feria.

En sexto lugar se lidió un sobrero de la ganadería de Los Guateles, que fue otro de los toros buenos de la tarde. Empujó el toro en un gran puyazo y esa bravura, no falló después en la muleta de Julio Aparicio, que se llevó una oreja sobre todo por la gran estocada con la que fulminó al de Guateles.

Roberto Domínguez se estrelló con un lote desfondado con el que no tuvo ninguna opción. Lo mismo sucedió con ‘Espartaco’. Al torero sevillano, caracterizado por su raza y poderío, le faltaron toros con mayor emoción para que sus faenas llegaran al tendido.

Al final, Jesulín de Ubrique y Ortega Cano fueron los que acapararon los premios de la feria. Fue un astado de Álvaro Martínez Conradi el que se llevó el premio. H