Un año más, el tapiz floral sobre el que reposaba el lienzo de la Mare de Deú de Lledó sorprendió a los castellonenses. El diseño, obra de Arturo España, que se va consagrando como el artista oficial del esbozo, simbolizaba la gaiata en forma de flores rojas y blancas.

Es la primera vez en la historia en la que el motivo del ornato floral en honor a la patrona de los castellonenses en el sábado de la Ofrena era el símbolo máximo de las fiestas magdaleneras. Un exorno que con la claridad del día destacaba sobremanera a medida que se iba dibujando con los ramos que iban entregando los castellonenses a su paso por la explanada.

Obra de arte en la esencia de la tradición más pura y como permanente homenaje de Castelló a su Virgen más venerada. Los vestidores del tapiz -tradicionalmente los integrantes de la gaiata 1, Brancal de la Ciutat-, depositaban con delicadeza cada una de las ofrendas sobre el panel para ir perfilando la alegoría de esa gaiata triunfante que iba a brillar con luz propia en la jornada sabatina.

Desde 1945

De esta forma, Magdalena, gaiata, Lledó y Castelló se fusionaban en un acto que iniciado en 1945, cuando una humilde ofrenda se celebró en la hoy concatedral de Santa María, no solamente es sentimiento, sino demostración de belleza y plasticidad.

Y, como siempre, mañana (hoy para el lector), serán muchos los castellonenses que visitarán el tapiz floral en la última jornada de los festejos magdaleneros del 2019 con la llegada de un Vítol emocionante.