Rápidos terrestres, potentes, con un fuego aéreo espectacular, pim pam pum, sin prisa pero dejando sin aliento al público, Pirotecnia Turis ejecutó ayer en su regreso a la plaza Rosa María Molas una mascletà «de libro, de manual», de menos a más, en un disparo sensacional, que arrancó los aplausos continuados del público, que gritó olé, olé y olé.

El pirotécnico, Gaspar Guaita, segunda generación en la firma valenciana, explicaba al acabar que venían «con todo y a por todas», después del 2018 en el que un fallo técnico les obligó a lanzar a mano, dejándose balas en la recámara. «Este año todo ha salido perfecto, al 100%», señaló, especificando: «A Castelló, venimos a lucirnos, porque el espacio es especial, una pasada para la sonoridad». 180 kilos de pólvora que supieron a mucho, con tres partes iniciales aéreas tradicionales, con centrales digitales seguidos de retenciones que auguraban un cuádruple terremoto, seguido de 500 truenos en clave bombardeo. «El terrestre final ha sido apoteósico», explicó.

La segunda mascletà del Concurso Ciutat de Castelló fue de 10, según la crítica popular, de la mano de una pirotecnia que dispara en Castelló desde 1986. Guaita y su equipo dejaron boquiabierto y con ganas de más al público, muy numeroso, con un corpus de fuerza por tierra, un aéreo vibrante y poderoso y un remate contundente.