El pasado sábado dio un toque de atención en Arnedo con la corrida de Victorino Martín. Le hacía falta a Varea para subirse a esa ola de los jóvenes y reivindicar que sigue siendo ese torero de excepcional corte que ilusionó a tanta gente de novillero. Sorprendió pese a su corto bagaje como matador de toros, su manera de entender las embestidas de los victorinos, su capacidad para apostar y la firmeza con la que estuvo toda la tarde. «Han sido muchas las noches sin dormir antes de esta apuesta tan fuerte», asegura el de Almassora, que apunta que «era mi quinta corrida, y mi primera de Victorino, y, al final, salió todo muy bien».

Explica que «las sensaciones fueron muy positivas. Me encontré fuerte, porque matar una corrida de Victorino te exige una preparación física importante, son toros que te sacan el aire por su constante movimiento e incertidumbre a la hora de embestir. Vi que eran toros para apostar y así lo hice». Sorprendió que un torero que siempre fue catalogado de artista, sacara su lado más poderoso: «No creo que esté reñido ese toreo clásico o de inspiración como creo que es el mío, con el toreo de raza y de capacidad para poder matar corridas como la de Victorino. Hay muchos toreros del escalafón que lo hacen y son capaces de torear como los ángeles en este tipo de corridas».

Golpe sobre la mesa de Varea, que saca cabeza en este comienzo de temporada. «Aunque esto no es una carrera de sprint, sino de fondo, en la que hay que madurar y crecer como torero y todo tiene su proceso, esa oreja de ley a un victorino fue como decir que sigo aquí, que continúo haciendo los deberes y que quiero colocarme poco a poco arriba», acentuó el diestro.

Y AHORA, CASTELLÓN // Hoy hará el paseíllo junto a Enrique Ponce y López Simón para matar una corrida de Juan Pedro Domecq, en lo que supone su presentación como matador de toros ante sus paisanos. «Tengo ganas de poder mostrar mi toreo y mi capacidad. Yo voy haciendo mi camino y al final, es el toro el que pone a cada uno en su sitio. Quiero ser figura del toreo».

Junto a él, Ponce, en un momento de esplendor de su carrera, y uno de los triunfadores de la pasada Magdalena: López Simón. Suerte.