En la actualidad, más de la mitad de la población mundial depende de las reservas subterráneas para el consumo de agua. Y, ante la presión que ejercen los efectos del cambio climático sobre la disponibilidad de los recursos hídricos, con fenómenos naturales como sequías o el aumento del nivel del mar, las empresas del sector buscan, cada vez más, soluciones viables que les permitan promover una gestión del ciclo integral del agua más sostenible y respetuosa con el medio ambiente.

La eficiencia energética, la reducción de emisiones, la reutilización de agua o la desalación son algunas de las principales líneas de actuación para combatir el cambio climático en el corto y en el medio plazo. Y, en ese sentido, FACSA apuesta por un modelo productivo circular con la innovación y la digitalización como pilares fundamentales de la gestión eficiente del agua.

CONTRIBUCIÓN

El sector del agua en España es un gran contribuyente en la lucha contra el cambio climático. Por ejemplo, a través de los avances en la reutilización de aguas regeneradas, una de las consecuencias más duras del cambio climático, es posible mitigar la escasez hídrica existente en algunas zonas y países. FACSA, a través de su departamento de I+D+i y, en colaboración con grupos científicos o las cátedras, trabaja en el desarrollo de proyectos e iniciativas para implementar estrategias de reutilización que resulten técnica y económicamente más viables. Ejemplo de esta estrategia son los proyectos Remeb, Cemink, Amia, Rebiable, Aquality y Rewacer, siendo este último un proyecto en el que además se promueve la reutilización de aguas regeneradas.

Por otro lado, la empresa también ha puesto en marcha proyectos como Hydroalgal, con los que ayuda a mitigar los problemas que año tras año se dan en las playas de las principales costas de España y de muchas partes del mundo, en relación con la problemática de la aparición de blooms algales, especialmente vinculados al cambio climático.

Otro ámbito relacionado con el cambio climático es el consumo de combustibles de origen fósil para la producción de energía. Con proyectos como Life Spot, FACSA desarrolla nuevas tecnologías que permiten, por ejemplo, eliminar nitratos de las aguas de los acuíferos, con tecnología basada en microalgas que reduce además el consumo de energía.

En materia de eficiencia energética, el uso de sistemas de telecontrol, sensores, sistemas predictivos, técnicas de inteligencia artificial y otras tecnologías de la información y comunicación también son herramientas fundamentales para llevar a cabo una gestión inteligente de las redes de distribución de agua, al optimizar el uso de la energía y reducir el impacto ambiental de la actividad. En la Comunitat Valenciana, en los servicios de abastecimiento gestionados por FACSA, se ha logrado reducir el consumo de energía un 8,71% en febrero respecto al mismo mes del año pasado.

Y, en el ámbito de la depuración, sistemas como LOBO, que controlan la aireación en el reactor biológico de las depuradoras de aguas residuales, han permitido reducir hasta un 22% el consumo eléctrico.

ECONOMÍA SOSTENIBLE

En cuanto a la certificación de emisiones, hace ya más de 15 años que FACSA tiene implantado su sistema de gestión medioambiental conforme a la norma ISO 14001. Y también hace más de una década que implantó el sistema de gestión energética, siendo en este campo una de las empresas pioneras en el sector.

Además, desde hace más de cinco años FACSA calcula y verifica la Huella de Carbono de varias de sus instalaciones en las distintas comunidades autónomas donde presta sus servicios actulamente y posteriormente actualiza su registro nacional en la Oficina Española de Cambio Climático (OECC).

En el último año, además de renovar las acreditaciones conforme a la norma 50001 para los centros de la Comunitat Valenciana y Murcia, FACSA ha obtenido la certificación para sus instalaciones en Baleares. Un hito que, cara a los próximos meses, la compañía prevé ampliar mediante la certificación, por primera vez, de la Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) de San Jerónimo, en Sevilla.

Por otro lado, en su propósito de orientar sus procesos, actividades y decisiones a la conservación y protección del medio ambiente, así como a la gestión de la energía y la estrategia de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, FACSA se ha convertido en la primera empresa del sector en incorporar vehículos eléctricos para cubrir los desplazamientos de sus operarios derivados de los trabajos de explotación y conservación de algunas de las principales instalaciones que gestiona, como las estaciones depuradoras de aguas residuales (EDAR) de Segorbe, en la provincia de Castelló, y Buñol, en la de Valencia. Instalaciones a las que, en breve, se sumará la EDAR de Benicarló, también en las comarcas castellonenses.

FACSA también apuesta por la generación de energía en la gestión del ciclo integral del agua a partir de la obtención de biogás o la instalación de placas fotovoltaicas en instalaciones como la EDAR de Buñol, donde en poco más de un mes se ha conseguido evitar la emisión de 14,82 toneladas de CO2. Una cifra que equivale a la plantación de 812 árboles en un año. En ese sentido, cabe resaltar que FACSA prevé extender en los próximos meses la instalación de placas fotovoltaicas en régimen de autoconsumo a sus EDAR ubicadas en Benicarló, Peñíscola, Nules, Almassora, San Jerónimo, OBVA y Granollers.