La gestión ambiental de UBE está enfocada hacia la prevención y minimización de los impactos ambientales, mediante la mejora de sus procesos, el seguimiento de indicadores y la activación de mejores técnicas disponibles (MTD), para potenciar y controlar los vectores ambientales de gestión, como son las emisiones atmosféricas, los vertidos, la gestión de residuos, la eficiencia energética, la biodiversidad, el ruido o los olores.

Durante el pasado ejercicio, la compañía invirtió en sus instalaciones del polígono el Serrallo del Grau de Castelló 1,1 millones de euros para la preservación medioambiental. Estos proyectos permiten una mejora continua y la adaptación a los catálogos MTD que elabora la Unión Europea para diversos sectores industriales. El desglose de los proyectos de inversión fue el siguiente: proyectos de mejora en el tratamiento de aguas residuales; prevención de contaminación del suelo; protección acústica; recuperación de polímeros mediante intercambio iónico; mejoras en sistemas de tratamiento de gases; mejoras en el control de emisiones gaseosas; e integración energética.

Igualmente, las medidas derivadas del Pacto Verde Europeo y el Acuerdo de París requerirán que UBE siga invirtiendo en eficiencia energética y cambio a combustibles de origen renovable en los próximos años, como parte de su estrategia global para abordar y ser parte de la solución ante los retos de sostenibilidad que plantean la escasez de recursos, la energía y el medio ambiente global.

OPTIMIZACIÓN

Uno de los proyectos implementados en la fábrica para apoyar la Estrategia Europea del Plástico es la participación en la iniciativa Operation Clean Sweep (OCS), cuyo objetivo es reducir la dispersión de pellets (microplásticos primarios) en el medio ambiente, evitando que puedan llegar hasta el mar, mediante la optimización o modificación de las operaciones en las que se manipule granza de plástico y la aplicación de buenas prácticas de limpieza y control de granza durante su producción y distribución.

En consonancia con la mencionada estrategia europea de camino progresivo hacia una economía circular, UBE está aplicando herramientas de gestión de la eficiencia energética e invirtiendo en nuevos proyectos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, contribuyendo a la descarbonización de la industria española. Un ejemplo de ello es la gestión interna de corrientes líquidas generadas en la propia planta, generando vapor para su aprovechamiento en el proceso productivo, y evitando con ello el consumo de combustible fósil. Fruto de las diversas medidas aplicadas, en 2019 las emisiones anuales de CO2 fueron un 4% inferiores a las de 2013, el primer año del periodo de asignación vigente de derechos de emisión de CO2 otorgados por el Gobierno en cumplimiento de las normas y compromisos de la Unión Europea.

Además, el sistema de gestión ambiental de la firma está certificado mediante la norma ISO 14001, sujeto a auditorías periódicas independientes y está supervisado por la Direcció General de Qualitat i Educació Ambiental de la Generalitat valenciana, que verifica el cumplimiento de los contenidos de la Autorización Ambiental Integrada (AAI), y la aplicación de las directivas de la Unión Europea.

IMPACTOS POSITIVOS

Desde el punto de vista de su principal producción, la poliamida o nylon, UBE contribuye a otros impactos positivos sobre el medio ambiente.

Por un lado, las poliamidas son materiales con grandes propiedades de resistencia mecánica y química que se aplican en la producción de componentes de automóvil (circuitos de combustible, tapas de motor, salpicaderos…) permitiendo aligerar el peso mediante la sustitución de metales y otros materiales pesados. Según estudios técnicos, la reducción de 100 kg de peso de un automóvil medio podría suponer una reducción del consumo de combustible de 0,4 litros por cada 100 kilómetros, contribuyendo a la disminución de la generación de gases de efecto invernadero (GEI).

Por otro lado, la aplicación de poliamidas en el envasado de alimentos permite aumentar los plazos de conservación de los mismos, evitando su deterioro y posterior pérdida. Las poliamidas permiten producir envases para una larga conservación, evitando pérdidas de alimentos y, por lo tanto, de los recursos empleados en su producción.