Recuerda que empezó de niño, con siete años. Y recuerda, sí, haberse enfrentado a Marc Márquez, no a 'Polyccio' Espargaró, que iba un par de cursos o categorías por delante. Pero, de aquellos días, hace ya 14 años, solo recuerda que se divertía, que era un juego. "Era la misma diversión de ahora, pero sin presión, sin la obligación de ganar, sin tanta responsabilidad sobre tus espaldas", reconoce Maverick Viñales, de 21 años, la revelación de esta temporada, el hombre que ha liderado el resurgir de Suzuki. El año que viene sustituirá a Jorge Lorenzo en el equipo Movistar-Yamaha, formando pareja con el mítico Valentino Rossi. Casi nada.

-¿Cómo lleva la lluvia de elogios y piropos que ha acumulado este año? Creo que estoy siendo inteligente a la hora de transformar esos elogios en energía positiva, en buenos sentimientos. Cuando hablan bien de ti es que estás haciendo bien tu trabajo. Cuando sales a la pista, lo das todo e, independientemente del resultado, te elogian, es una motivación extra para seguir trabajando duro.

-Dicen que Suzuki es una familia. Por supuesto, lo es, si algo nos caracteriza es que somos una familia. Siempre hacen equipo. Ya el primer día tuve la sensación de que éramos una piña, de que todos íbamos en la misma dirección y todos a una.

-¿Le duele dejarlos a final de año? Me sabe mal porque son los que más confiaron en mí y creyeron en mi potencial. Por suerte, creo que les he devuelto todo lo que me han dado con resultados, podios e, incluso, con la victoria soñada, la que logramos en Inglaterra, algo maravilloso e inolvidable para todos. Me voy dejando la moto en un gran nivel y eso me consuela, me hace sentirme feliz en el momento del adiós.

-Le duele, pero no dudó en firmar por Yamaha para su siguiente reto. Me costó muchísimo, sobre todo por la gente, por el factor humano, por mi relación con el equipo. Pero, al final, pensé en mi carrera y creo que hago bien en ir a Yamaha.

-El argentino José Manuel Cazeaux, su técnico, asegura que usted es un «extraterrestre» ¿coincide con él? Que va, que va (inmensas risas). Yo me defino como un piloto trabajador, que aprendo con facilidad.

-¿Le sorprendió el nivel que se encontró en MotoGP en su debut? La verdad es que cuando llegué a MotoGP no pensé que el nivel sería tan alto, ya que era tres o cuatro veces superior al de Moto2 y yo siempre he pensado que el nivel de Moto2 era altísimo, así que imagínese cómo es el de MotoGP.

-¿Qué y cómo se aprende de los buenos pilotos, de los magníficos? En la pista es muy difícil aprender de los buenos, pues, sobre todo al principio, es complicadísimo poder seguirles. Para aprender, para analizarlos, tienes que hacer toda una carrera o un montón de vueltas detrás de un tío bueno y eso es imposible. Yo, el año pasado, en mi primer Mundial en MotoGP, sufría para seguirles dos o tres vueltas.

-¿Qué pueden haber aprendido ellos de usted, de su estilo de pilotaje? Lo ignoro, no sé, eso sería más bien una pregunta para ellos. Tal vez hayan aprendido que trabajando duro, se llega. Pero diría que eso hace años que todos ellos lo saben.

-Todos ustedes piden más potencia, ¿pero realmente la necesitan? La potencia, como tal, solo puedes exprimirla en las rectas. Luego, la potencia no sirve de mucho, pues solo utilizas la que soporta el neumático trasero, que es limitada. Muchas veces exprimes la potencia y la rueda trasera la escupe, no la soporta, patina, resbala, no avanzas.

-¿Cuál sería su moto ideal? Es muy difícil, pero diría que la Suzuki con grip sería perfecta, sí.

-¿Y el piloto perfecto? Bromeando, diría que yo (más carcajadas). No, sin duda debería ser una mezcla de los cuatro mejores: la agresividad de Marc (Márquez), el ritmo de Valentino (Rossi), la regularidad de Jorge (Lorenzo), que, con la moto a punto, es invencible, y la finura de Dani (Pedrosa).

-¿Es el motociclismo de élite un deporte de equipo o individual? De equipo, por supuesto. Tal vez en Moto2 es algo más individual que en MotoGP, donde debes poner a punto muchísimas cosas: neumáticos, suspensiones, aerodinámica, electrónica…Cuando se apaga el semáforo, estás tú solo frente a todos, pero, en la pista, tú representas el trabajo de todo un equipo. El gran salto de Suzuki de este año es de equipo, no solo mío y Aleix (Espargaró).

-¿Acaricia la moto, le habla, le da las gracias, le golpea el depósito como hacen los jinetes con sus corceles cuando les dan palmaditas en el cuello, en el lomo? Pues sí, a menudo le hablo, le digo cosas. Siempre creas un sentimiento entre tú y la moto. Cuando gané en Inglaterra, en la vuelta de honor, le di las gracias mil veces por «portarte así de bien y permitirme ir al máximo». Una cosa tengo clara: ella y yo somos uno, somos inseparables y tenemos que ir siempre de la mano. Eso sí (más risas), el otro día, en Phillip Island, cuando me caí de aquella manera tan tonta entrando en el pit-lane, me enfadé mucho con ella y así se lo hice saber.

-Marc Márquez dice que el respeto hay que ganárselo en la pista. En la pista y fuera de ella, en todos los ámbitos. Hay que ganarse, sobre todo, el respeto de tu equipo dentro del box, porque ya puedes ser el más rápido en la pista que, si no eres cariñoso, amigable, con tu gente, es imposible ganar carreras. Pero sí, tu papel en la pista cuenta mucho a la hora de ganarte el respeto de todos.

-¿Leyendo y escuchando lo que se dice de usted, parece que vaya a Yamaha solo a ganar a Rossi? Voy a Yamaha a ganar el título de MotoGP, no a ganar a Valentino Rossi. De la misma manera que, estando en Suzuki, quiero ganar carreras y no a Aleix (Espargaró) aunque, lógicamente, para ganar carreras, he de ganar a Aleix y a todos los demás. Solo gana uno y es imposible que Aleix y yo quedemos primeros de la misma manera que, la próxima temporada, será imposible que Valentino y yo acabemos primeros. Tendré una de las mejores motos, una moto ganadora y, por tanto, la intención, desde el minuto uno, es ir a por el título. Si se puede, claro, pues no será fácil, no.

-¿Tiene la impresión de que la Yamaha que se encontrará será muy distinta a su Suzuki? Pues no, tengo la sensación de que será muy parecida a mi Suzuki, mucho. Las veces que he coincidido con Valentino y/o Jorge en la pista, detecto que el comportamiento de la Yamaha es casi idéntico a la Suzuki tanto en frenada, como en aceleracióno en la trazada. Estoy seguro que me adaptaré rápidamente a la Yamaha.

-Si tuviera un hijo, ¿le gustaría que fuese piloto de MotoGP? No, no, ¡ni hablar! ¡Ya sufro horrores viendo correr a mi primo Isaac! y, por tanto, no quiero ni imaginarme lo que sería si un hijo mío quisiera ser piloto.