Es el único que sigue con el mismo libro de estilo de hace 20 años, con ‘su’ libro de estilo. Puede que ni siquiera tenga ordenador. Desde luego no mira ni una sola estadística, no analiza las telemetrías de sus pilotos, no hace cálculos ni operaciones. Él va a la pista, los ve en las curvas, escucha sus explicaciones en las reuniones técnicas, les da consejos si se los piden y, sobre todo, trata de que sean felices en el seno de la escudería Repsol Honda, que no les falte de nada y de ser, eso sí, el puente entre lo que necesitan ellos para ganar (o intentarlo) y los ingenieros del departamento de competición de Honda, conocido como HRC.

Si había ayer, en Motegi (Japón), alguien especialmente contento, orgulloso de lo realizado, feliz, ése era Alberto Puig, flamante nuevo director deportivo de Honda desde las pasadas Navidades en que renovaron, por dos años más, a Marc Márquez, aunque Puig dice no haber hecho nada en ese sentido “pues Honda tenía clarísimo que Márquez era la prioridad de las prioridades”. Luego, se lio la manta a la cabeza y cuando vio libre a Jorge Lorenzo, tricampeón del mundo de MotoGP con Yamaha, lo fichó para su equipo y lo colocó en el box de al lado de Márquez.

Puig vivió a su manera la celebración del inmenso triunfo de Márquez y, sobre todo, la coronación de Honda, su marca de toda la vida, en casa, en su circuito, en Motegi, en Japón, delante del presidente de la compañía, Takahiro Hachigo. Y cuando, de pronto, mientras todos, todos, en el ‘team’ Repsol Honda celebran la conquista, él pasea sereno por la parte trasera de su box, quien sabe si pensando en su próximo reto.

Marc Márquez se dispone a celebrar, en la curva 2 de Motegi, su nuevo título. / REPSOL MEDIA / JAIME OLIVARES

“Yo también me la jugaba, también, pero sabía que teníamos una buena moto y al mejor piloto de todos, así que jugaba con cierta ventaja. Es más, cuando empezamos mal la temporada, estaba convencido de que Marc sería capaz de enderezar el rumbo porque, contrariamente a lo ocurrido el pasado año, este año sabíamos que teníamos una moto competitiva, mejor que la del pasado año, cuando Marc ya fue capaz de ganar el título”, comenta así, de sopetón, Puig, que asegura que Márquez no está un paso, no, sino dos por delante de todos los demás pilotos de la parrilla de MotoGP.

EL PILOTO, LO MÁS IMPORTANTE

“Cuando tú analizas la trayectoria de Marc, piensas que lo que ha hecho, lo que está haciendo, lo que seguro hará es muy bestia, mucho. Cuando tú ganas lo que ha ganado él a los 25 años, a los rivales que ha ganado él, de la manera que los ha ganado, en todas partes, en todas las condiciones, cuando ves que gana el título con 100 puntos de ventaja sobre el segundo a falta de tres carreras, te das cuenta de que Marc no está un paso por delante de sus rivales, está dos”, señala, de carrerilla, Puig, que recuerda que “en las motos, el piloto aún sigue siendo quien gana y, en eso, todavía seguimos siendo diferentes a la F-1.

Puig se lo dice a todo el que quiera escucharle: el año que viene aún veremos a un Márquez mejor. “Sé que es difícil de entender, es más, como no miro datos, ni estadísticas, ni telemetrías, ni nada, como me guió por viejos métodos, por mi experiencia, esto que digo puede sonar a una barbaridad viendo cómo gana ahora Marc, pero sé que, repasando su estilo, tiene cosas a mejorar y, sobre todo, sé que Marc sabrá encontrar la manera de ser aún mejor, de lo contrario sabe que le costará ganar el próximo título e, incluso, tal vez, a su futuro compañero de equipo. Por eso sé que ya tiene pensado algo. Lo intuyo”.

Puig es de los convencidos de que Márquez es lo que es por su personalidad y profesionalidad. “Estamos ante un joven, un deportista, un superdotado que es la mezcla ideal, perfecta, de humildad e inteligencia. Marc te escucha, por educación o por respeto, o por las dos cosas. Y es muy inteligente. Él piensa, bueno, déjame ver qué me cuenta éste pues igual lo que me dice me interesa. Y lo hace con enorme respeto. Te escucha y, luego, actua a conciencia, toma sus propias decisiones”.

EL EQUIPO PERFECTO

Puig, por ejemplo, elogió ayer la enorme sabiduria que han tenido tanto Márquez como su manager, Emilio Alzamora, a la hora de crear alrededor del piloto un ambiente y, sobre todo, un equipo de trabajo que, a la vez, es familia, amigos y profesionales tremendos. “Es un grupo sensacional, lirado en lo personal por Emilio y, en lo técnico, por Santi Hernández. Forman una piña alrededor de Marc y lo quieren a muerte. Pocas veces en la vida puedes juntar un grupo humano que se lleve tan bien y, además, no cometen errores, cosa vital cuando estás en una fábrica tan grande, tan inmensa, como Honda, donde el segundo error ya no te lo perdonarían”.

Puig cree que Márquez se ha convertido, según dijo minutos más tarde en Movistar MotoGP TV, en un mago a la hora de controlar, de medir, el riesgo que asume en cada entrenamiento y carrera. “Fijate que se cae mucho en los entrenamientos, pero muy poco en carrera”. Y añadió: “El deporte siempre, siempre, te pone en tu sitio. El que está delante no es por casualidad. Y el que está delante siempre, aún menos. Marc no cede nunca, nunca”.

Y es entonces cuando Puig te habla de las famosas ‘salvadas’ protagonizadas por Márquez. “¿Sabes por qué logra salvar esas caídas?, porque él nunca se rinde. Los demás pilotos, y no es una crítica, no, en cuanto ven que la moto se desliza o se van a caer, sueltan la moto, se desentienden de ella, Marc pelea con ella, se agarra, hace fuerza con todo, con el manillar, con los muslos, con las rodillas, con los codos y hasta con el culo y, al final, levanta la moto. Y todo eso lo hace a toda leche, que es lo admirable”.