Valentino Rossi, nueve veces campeón del mundo, mito e icono del motociclismo actual, ha lanzado hoy la toalla tras el primer entrenamiento desastroso protagonizado en el Gran Premio de Japón, que se disputa en Motegi este fin de semana (domingo, 07.00 horas, Movistar MotoGP y Vodafone) y que significa el arranque del triplete (Australia y Malasia seguirán los dos próximos domingos), pese a que todavía tiene opciones de conquistar su décimo título mundial, su gran sueño. Rossi, que ocupó bajo la lluvia una más que discretísima 19ª plaza, reconoció que ya no tiene nada que hacer en este campeonato y que ha empezado ya a preparar el asalto al título del próximo año.

"Nuestra Yamaha M1 2017, sobre la que nuestros ingenieros habían depositado grandes esperanzas e ilusiones, no ha funcionado, la verdad, como creíamos. En seco nos defendemos, pero llevamos todo el año siendo un desastre, una decepción, cuando llueve. Hoy, por ejemplo, ni Maverick (Viñales) ni yo hemos sido capaces de conseguir agarre detrás, como casi siempre que corremos sobre mojado", señaló el 'Doctor', con muy buena cara y sinceridad, en el pequeño despachito que el equipo Movistar Yamaha tiene, en el interior de un container, en el 'paddock' de Motegi.

Poco antes, Viñales, que está solo a 28 puntos del lider del Mundial de MotoGP, el catalán Marc Márquez (Honda), reconoció que la Yamaha sigue siendo caótica y decepcionante cuando llueve "y, según nos dicen ¿no?, seguirá lloviendo sábado y domingo, lo que significa que va a ser casi imposible restarle puntos a Marc aquí. Digo, no sé, supongo", comentó lacónico el joven piloto catalán, que ha ganado este año tres carreras (Catar, Argentina y Francia).

"Yamaha no es una fábrica que traiga grandes, enormes, importantes cambios a lo largo de la temporada", siguió explicando Rossi. "Así que acabaremos este año con lo que tenemos y me temo que este gran problema seguirá sin resolverse. No tenemos agarre atrás cuando llueve y, si lo conseguimos por algún milagro, destrozamos la rueda", Cuando se le preguntó cómo era posible que una marca tan campeona como Yamaha no logré solucionar ese problema a lo largo de tantos meses, Rossi siguió siendo muy sincero: "Le diré una cosa: en las carreras, en MotoGP, que una moto vaya bien y sea competitiva en agua es, a veces, algo milagroso, quiere decir que tiene un punto de magia, es decir, que deben juntarse todos los astros, todos los elementos y, a menudo, es difícil que eso suceda. Y, es evidente, que este año eso no ha ocurrido".

Un momento importantísimo de cara a 2018

Rossi reconoce que ya piensa en el futuro, es decir, en preparar un nuevo asalto al título el año que viene "porque quiere ganar mi décimo cetro. "Lo que hagamos en estas últimas cuatro carreras va a ser muy importante, mucho, de cara a la moto del año que viene. Vivimos ahora un momento muy interesante para lograr que nuestra Yamaha 2018 sea más competitiva que la de este año".