El pasado noviembre el periódico sueco 'Aftonbladet' titulaba a todo trapo con un "Mamma mia!" después del éxito de los amarillos ante Italia en la repesca. La tetracampeona del mundo se quedó sin billete para Rusia y Buffon lloró sin consuelo.

Meses después, ese titular podría valer perfectamente para el excelente Mundial que está realizando el conjunto de Janne Andersson. Sin hacer mucho ruido, con una solvencia envidiable y un bloque basado en la unión y la solidaridad, Suecia ya ha logrado su mejor resultado desde 1994. Inglaterra será este sábado la siguiente prueba.

El recuerdo de EEUU

Aquel equipo dirigido por Tommy Svensson acabó tercero en EEUU. Solo Brasil, el futuro campeón, fue capaz de frenarla gracias a un gol de Romário. En el tercer y cuarto puesto, Suecia se impuso a la Bulgaria de Stoichkov (4-0).

En aquella selección destacaban el meta Ravelli, Patrick Andersson, Tomas Brolin y Kennet Andersson. También empezaba a despuntar Henrik Larsson. El exazulgrana, entonces en el Feyenoord, lucía su famosa melena con rastas en el banquillo.

La fuerza, en el grupo

En Rusia, la fuerza de Suecia radica en el grupo. Brillan los defensas, como el capitán Granqvist, y Emil Forsberg, el extremo del Leipzig, pone el talento. "Realmente somos un equipo que funciona como un todo. El colectivo es lo primero", proclama el seleccionador, que ha aplicado siempre la misma fórmula. Así dejaron fuera en la fase de clasificación a Holanda en un grupo en el que derrotaron a Francia, así tumbaron a Italia en la repesca y así se han colado entre los ochos mejores.

Ibrahimovic, en un partido de la Eurocopa del 2016, su última competición con la selección suec /EFE

"Sería muy divertido jugar el Mundial de Rusia", dijo Ibrahimovic días después de aquel éxito contra los transalpinos. La federación sueca se encargó de aclarar que el exazulgrana no volvería a la selección tras anunciar su retirada después de la Eurocopa de Francia. El técnico tampoco dudó. "Nos dejó, no entra en mis planes, quien se va no debe volver", afirmó con rotundidad en abril.

“Como persona y como jugador Zlatan es un individualista. Todo el juego giraba a su alrededor, ahora jugamos como un equipo", reconoce el portero Karl Johan Johnsson. "Equipo" es la palabra más pronunciada por los nórdicos.

"Siempre corremos"

"Es una sensación increíble lo que estamos viviendo. Corremos juntos, defendemos juntos, todo lo hacemos juntos. No tenemos jugadores top pero corremos siempre. No es fácil marcarnos", explica John Guidetti, el punta del Alavés.

El seleccionador Janne Andersson y Toivonen, tras un partido de Suecia / AFP

El éxito de 1994 dio paso a una mala época de los suecos, que no participaron en la cita de 1998. En el 2002 (13º) y el 2006 (14º) cayeron en octavos y las dos últimas ediciones las vieron por televisión. Sin el divo Ibra, autoproclamado como Dios, el once escandinavo ha explotado sus virtudes colectivas.

Una sombra alargada

La vida sin Ibra funciona de maravilla en Suecia, pero la sombra del gigantón de Los Ángeles Galaxy es alargada. No existe rueda de prensa en la que no caiga alguna pregunta sobre Zlatan, el punta que jamás ganó una Champions y tampoco llegó a marcar en un Mundial. Ni siquiera contra Trinidad y Tobago en el 2006.

El exazulgrana, de 36 años, intenta aguantar el chaparrón con su habitual chulería. "La Copa del Mundo sin mí no vala la pena mirarla... Realmente lo creo", soltó en un reciente anuncio. La realidad dice lo contrario.

Sin Ibra, Suecia triunfa. "Somos un equipo fantástico, todos los éxitos los logramos juntos y eso es lo más importante. Así podemos derrotar a cualquiera. Ibrahimovic es el mejor jugador de la historia de la selección, pero ya no está aquí", reflexiona Forsberg, la humilde estrella de una selección admirable.