Después de pasar por encima a Argentina, después de arrollar a Lituania, España puso de rodillas a Francia camino de las semifinales de los Juegos (92-67). No hubo partido de cuartos. O, para ser justos, solo hubo el que planteó la selección de Scariolo, que vuelve a estar donde suele: en la lucha de las medallas y en su tercera semifinal olímpica consecutiva. Toda una gesta. Fue un repaso en toda regla al equipo francés. No tuvieron piedad los jugadores españoles de otra generación única como la de Tony Parker, Pietrus o Gelabale que se despedía en esta cita. Nada queda de las dudas iniciales en la selección, de la que nunca, nunca (y han dado suficientes motivos en los últimos años) se puede dudar.

Desde el inicio, España consiguió darle réplica a una Francia con mucha seriedad defensiva y con Mirotic elevando el porcentaje de triple y además tomó la iniciativa de juego. La selección cerró bien su zona, con un espléndido trabajo de intimidación de Gasol, y supo mover bien el balón en ataque para crear tiros claros, que Mirotic exprimió al máximo (10 puntos en el primer cuarto). En ese escenario, no tardó la selección en abrir una brecha clara (17-10), a la que Francia intentó responder con las acciones individuales de De Colo.

Los jugadores de Scariolo demostraron una enorme concentración en todas sus acciones, cuidando el balón, y supieron encontrar los espacios que concedió Francia, obsesionada con cerrar el camino al aro a Pau Gasol. Además, el equipo español encontró la energía suficiente para seguir marcando el ritmo con los jugadores que entraron desde el banquillo y consiguió que las diferencias incluso aumentaran.

CONEXIÓN BLANCA

La conexión madridista, Rodríguez-Reyes-Hernangomez funcionó a la perfección y fue el joven pívot, fichado este verano por los New York Knicks, el que se destapó con un dominio inesperado de la zona frente a interiores que lo superan en kilos, pero no en movilidad, como Lauvergne o Diaw . Hernangomez encadenó ocho puntos, lo que sumado a la producción de Llull, instaló a España en ventajas cada vez más cómodas (36-22, m. 16) y le permitió, de forma sorprendente, irse al descanso con una clara ventaja sin que la aportación ofensiva de Gasol (solo dos puntos al descanso) hubiera sido necesaria, aunque el trabajo del pívot de los Spurs fue más que sólido en otras facetas , y con un estelar Mirotic, autor de 16 puntos.

El recital del jugador de los Bulls siguió en la reanudación, con sus compañeros buscándole una y otra vez en ataque, intentando explotar su muñeca caliente. Los siete primeros puntos de España en el tercer cuarto fueron suyos y a través de la fluidez ofensiva, que acabó por contagiar a los demás, mientras Francia se hundi a un tiempo en la espesura y en la desesperación después de fallar dos o tres tiros cómodos, que estiró aún más ventajas (50-33). Pero más que el marcador, rotundo para el equipo de Scariolo, lo eran las sensaciones de unos y otros jugadores sobre el parquet y la cara de desesperación del banquillo francés, que no encontraba la salida al laberinto en el que se encontraban.

IMPOTENCIA FRANCESA

Como el plan del partido no servía para cambiar la dinámica, lo intentó Vincent Collet con medidas desesperadas: la entrada de gente del banquillo como el jugador del Valencia, Diot, o el pívot del Baskonia, Tillie, tomando el relevo de las impotentes estrellas francesas como Batum, Diaw, o Nando de Colo, difuminadas ante la defensa española.

Tampoco le funcionó el plan a Francia que terminó por caer en la desesperación, entregado como nunca se les ha visto en los últimos enfrentamientos decisivos con la selección, con los brazos abajo, con la mirada perdida en el suelo, deseando que el suplicio acabar de una vez mientras las ventajas se disparaban hasta los 30 puntos, mientras Scariolo pudo permitirse incluso el lujo de dar descanso en todo el cuarto a Pau Gasol. Un repaso en toda regla.