No besó el suelo, como hizo Usain Bolt en la pista del Estadio Olímpico. El cuerpo, maltrecho por uno de sus 50 kilómetros marcha más duros, no se lo pedía, ni siquiera el día de su adiós olímpico en sus séptimos Juegos, un récord absoluto en el deporte español y el atletismo mundial.

Después de una dura recuperación, tras tres horas, 53 minutos y 29 segundos de insolación en un circuito sin una sola sombra, Jesús Ángel 'Chuso' García Bragado no besó el asfalto del trazado de dos kilómetros en el Pontal, más al sur de Barra de Tijuca, pero se mostró enormemente agradecido por lo que el atletismo le ha dado en sus 46 años de vida y más de 25 de profesional del sector.

"Estoy completamente satisfecho con lo que he hecho en la marcha atlética, a pesar de que hoy estaba limitado por los entrenamientos que no he podido hacer y al final me he tenido que someter a la tiranía del reloj y no he podido progresar más que hasta el puesto 20º. Iba con el cuentarrevoluciones en rojo, la gasolina a cero y toda la energía gastada, pero siempre intento acabar y en los últimos kilómetros solo he pensado en llegar entero y no arrastrarme en la carretera", aseguró Chuso, bebiendo a pequeños sorbos para hidratarse tras una prueba que, por el calor y la humedad, se llevó por delante a los otros dos españoles, Miguel Ángel López y José Ignacio Díaz, retirados alrededor del kilómetro 35. Solo 45 de los 80 marchadores pudieron acabar.

EVITAR EL LADO OSCURO

Chuso sí lo hizo. García Bragado terminó dignamente, como se había propuesto, con una marca mejor que la que hace 24 años le dio el 10ª puesto en Barcelona-92, el primero de sus siete JJOO consecutivos, y con un puesto (20º) similar al de hace cuatro años en Londres (17º). "Pero ha llegado momento de pasar a la reserva. No estaré en los Mundiales del año que viene en Londres, seguro que no, pero quiero participar en algún proyecto para crear un equipo de 50 km marcha que esté a un gran nivel. Quiero devolverle al atletismo lo que me ha dado".

Y, en el momento del adiós olímpico (no descarta alguna competición menos en el futuro), un montón de agradecimientos, sobre todo a los médicos (Leibar, Ribas, Arquer, Til) que le han permitido tanta longevidad "sin buscar el lado oscuro, por eso puedo irme con la cabeza muy alta".