Su estampa antes de lanzarse al agua ya indicaba que Robel Kiros Habte ofrecería una historia especial. Con un visible sobrepeso que lo alejaba de los cánones atléticos que se ven en la piscina olímpica, el nadador etíope se convirtió en uno de los protagonistas de la jornada del martes.

Habte, de 24 años, fue uno de los nadadores invitados por la Federación Internacional de Natación (FINA), como parte del programa de fomento del deporte en países en desarrollo. "Yo quería hacer algo diferente, en Etiopía todo el mundo corre, así que yo quise nadar, no me importaba en qué posición acabase".

Fiel representante del lema 'lo importante es participar', ciertamente la marca del rollizo Habte si pasa a la historia será por lo poco competitiva que resultó. Acabó la carrera de 100 metros libre con un tiempo de 1.04.95, la más lenta de los 59 participantes en la prueba. Eso significa que fue el único que tardó más de un minuto en recorrer la distancia, muy lejos de los mejores. El australiano Kyle Chalmers paró el cronómetro en 47.90.

Habte nadó en una serie con solo dos rivales más, Thibaut Danho, de Costa de Marfil, y Johnny Pérez Ureña, de la República Dominicana. El público reconoció el esfuerzo del etíope y lo ovacionó. "Estoy contento, es la primera vez que compito en los Juegos Olímpicos y doy gracias a Dios", afirmó.

EL RECUERDO DE MOUSSAMBANI

El caso de Habte llevó a la memoria de todos uno muy similar, el del nadador de Guinea Ecuatorial Eric Moussambani, que en los Juegos Olímpicos de Sídney 2000 también nadó los 100 metros libre mucho más lento de lo normal en medio de la estupefacción de los especadores. Solo que el ecuatoguineano hizo un tiempo bastante peor: 1.52.72 minutos. A su lado, y a pesar de su hermosa tripa, Habte pareció una moto de agua.