Ha tenido tiempo Joel González de encarrilar su vida en los cuatro años que han pasado desde que fue campeón olímpico de taekwondo en Londres. Ha podido acabar su carrera de Criminología e incluso encontrar trabajo con Javier Tebas en la Liga de Fútbol Profesional, que le ha encargado la difícil misión de luchar contra el amaño en las competiciones deportivas. Quizá sus dotes de sabueso del crimen han podido ayudar a este luchador de Figueres (26 años) a desentrañar el enigma que le ha tenido los tres últimos años en vilo y que incluso hizo peligrar la presencia en sus segundos Juegos: las continuas y persistentes lesiones.

Joel -que a los 11 años se encariñó con este arte marcial cuando su padre, Pedro, mecánico de profesión pero que regentaba un pequeño gimnasio en Vilafant, le dejó entrar por primer vez en él- no pudo preparar Río prácticamente hasta febrero de este año. Primero sufrió una rotura del ligamento cruzado posterior de la rodilla izquierda, en el 2013, y, poco después de reaparecer, se dañó el retináculo de la misma rodilla. Pero ni esa recaída, en pleno 2015, torció la determinación de Joel, que en la madrugada española del viernes se colgó su segunda medalla, un bronce, en su nueva categoría de menos de 68 kilos Otro enigma, ya que en Londres pesaba 10 kilos menos.

"Es un bronce que sabe muy bien", explicó Joel. "Después del cambio de peso, que suponía un riesgo, después de las lesiones y las recaídas que he tenido y que parecía que se alineaban los problemas, volver a subir al podio es una satisfacción".