En los Juegos de Río 2016 habrá más de 2.000 medallistas, una vez repartidos todos los metales, pero es difícil que haya un oro forjado con tantas dosis de amistad como el que los tenistas Rafael Nadal y Marc López consiguieron en la madrugada española del sábado al doblegar a la pareja rumana Florin Mergea-Horia Tecau en la final de dobles (6-2, 3-6 y 6-4). El abrazo final que se dieron el mallorquín y el catalán, y las manifestaciones que han prodigado durante su triunfal semana olímpica, denotan que ese podio, este título olímpico, se ha conseguido a través de trabajo y talento, pero también de compenetración, complicidad y empatía. De amistad, en definitiva.

Y es que los dos jugadores, el manacorense de 30 años y el barcelonés de 34, acaban de sellar en oro macizo una amistad que se remonta muy lejos, a la época de prometedor infantil de Rafael y de esperanzador juvenil de Marc. Su primer encuentro, aunque las versiones divergen interesadamente, fue cuando Nadal tenía 14 años (él asegura que eran 12) y alguien le propuso a Marc pelotear un rato en una pista del Reial Club Tennis Barcelona, con motivo del torneo internacional que cada año organiza el club. "Le metí un 6-0", recuerda Marc con una sonrisa de oreja a oreja. "Pero yo tenía 12 años, ¿eh?", replica Rafael, que ya de pequeño no le gustaba perder ni a las canicas.

"UN RECUERDO IMBORRABLE"

Desde ese día indeterminado, Marc y Rafa, Rafa y Marc han compartido todo tipo de experiencias en el mundo del tenis. Muchas horas de entrenamiento, concentraciones, viajes defendiendo al club barcelonés en competiciones nacionales e internacionales, habitaciones compartidas y una amistad de hierro forjado, más que de oro, que se manifiesta en todas las oportunidades posibles. Marc ha sido uno de los amigos de Nadal que más cerca ha estado de él en estos dos meses en que el mallorquín se debatía con la inoportuna lesion en la muñeca que le dejó fuera de Roland Garros, hizo que se perdiera Wimbledon y amenazó seriamente su presencia en Brasil. El tenista barcelonés no ha dudado en coger el avión a menudo a Mallorca para estar con él, animarle y, si era el caso, pelotear un rato.

"Este triunfo es muy, muy especial porque lo he conseguido con uno de mis mejores amigos. Será un recuerdo imborrable para mí y un premio inolvidable para el resto de mi vida", aseguró Nadal poco después de tirarse por el suelo de la pista central y abrazarse como un poseso con un Marc López que, hace solo ocho años, se planteó seriamente abandonar su deporte por falta de resultados y al no poder entrar entre los 100 mejores del mundo (su mejor ránking fue el 106º). Nadal fue uno de los que más luchó para convencerle que debía seguir y uno de los que le aconsejó que se centrara en la modalidad de dobles.

"En estos momentos soy el hombre más feliz del mundo. He tenido la suerte de jugar con la mejor pareja posible, la pareja soñada, lo he aprovechado y por eso tengo esta medalla colgada en el cuello", aseguró Marc López, que pese a esas palabras no es precisamente un 'aprovechado', ya que en todas las parejas que ha jugado, que son muchas, ha aportado ese tenis especial (suave pero eficaz) que le ha llevado a tejer un palmarés impensable hace tan solo ocho años.

"UN 'FEELING' INCREÍBLE"

"Tengo la mejor pareja que se puede tener, sin duda, y es de mis mejores amigos. Tengo un 'feeling' increíble con él y que me escoja a mí es un privilegio. Es el mejor jugador del mundo y conseguir una medalla con él es el doble de ilusión", aseguró López el día que se metió en la final con Nadal. Su alegría, efectivamente, es doble porque el barcelonés acudió casi de carambola a los Juegos. Nadal tenía que jugar con Fernando Verdasco, y Marc formaba pareja habitualmente con Feliciano López. La renuncia del madrileño y del toledano convenció a la capitana española, Conchita Martínez, a probar con un doble que, aunque últimamente no había competido junto, había ganado torneos importantes en el pasado, como dos vecesIndian Wells (2010 y 2012) y dos veces Doha (2009 y 2011).

El 'Bolet', como llamaban cariñosamente a Marc López desde que empezó a jugar con su hermano Raúl a los ocho años, se ha revelado como la mejor pareja de los tenistas españoles, a la vez que el mejor amigo posible sobre la pista. Ganó el torneo júnior de Roland Garros con Tommy Robredo, ganó dos torneos en el 2010 (Hamburgo y Estoril) con el canario David Marrero, fue 'maestro' en Londres 2012 de la mano de su pareja más estable, Marcel Granollers (con quien jugó cuatro años) y este año ha ganado su primer grande, en París, con Feliciano López, quien fue de los primeros en felicitar a los campeones olímpicos. "Gracias Rafael y Marc por hacerme tan feliz. Os quiero, y punto", colgó Feli en las redes sociales.