Hubo una ocasión en la que a un entusiasta practicante del 'mountain bike' le pusieron el gusanillo de disputar la Vuelta a la Rioja, una carrera de bicicleta de montaña, que ocupa todo un fin de semana, y se celebra en el mes de mayo. Preguntó a un profesional de esta especialidad ciclista. "¡Estas loco! Si la diseña Coloma, todo es técnica, todo son senderos". Porque los organizadores de la pequeña ronda riojana le preguntaban a su paisano, Carlos Coloma, logroñés de 34 años, por dónde pasar entre montes y campos con viñas.

Coloma es todo potencia, un corredor muy fuerte y el más técnico entre los especialistas españoles del 'mountain bike'. Por eso, cuando ayudó en el diseño de la Vuelta a la Rioja, carrera que ha ganado en dos ocasiones, buscó las trampas para saltar sobre su bici, para apretar el freno lo menos posible, para volar, siempre bien situado sobre el sillín por piedras, por lugares en las que un sensato cicloturista de montaña preferiría pasar a pie y agarrando bien fuerte el manillar.

EN LONDRES NO PUDO CON LA MEDALLA

Se quedó en Londres con las ganas de una medalla, pero al menos sumó un diploma olímpico que le ha permitido preparar con cierta tranquilidad la cita de Río. Y porque fue el primero de los tres representantes españoles que se ganó la plaza por lo que pudo entrenar para la carrera de los Juegos sin la necesidad de esperar hasta el último mes. Y como el resto del equipo, tal como habían hecho en Londres siguiendo las consignas del veterano del grupo,José Hermida, se presentó con una perilla, bigote y un poco de barba, al encuentro con la tierra y las bicis de ruedas gordas de Brasil, donde quiso brillar (una salida excepcional) Peter Sagan, hasta que una avería en una rueda lo privó de luchar por las posiciones de honor.

Y allí estaba Coloma, el mismo que se ha convertido en unareferencia del ciclismo riojano y el que cuida en su escuela a los jóvenes valores de su tierra. A los niños de la Rioja los enseña a montar en bici, a no tener miedo en los senderos y a subir fuerte por los repechos para que un día no muy lejano se conviertan en sus herederos.