El PSOE ha descubierto que se puede caer en horizontal, sin lesiones aparentes. Cada vez que topan con la evidencia de su limitada victoria, el CIS embaucador les inyecta la convicción de que tienen más votos que Zhivkov en la Bulgaria comunista. Lo peor para el socialismo de los barómetros de Tezanos no es que sean descabellados, sino que aciertan

Dado que Pedro Sánchez acaricia a menudo sus 123 diputados para justificarse, cabe plantearle el reto del programa 1,2,3, gobierne otra vez. Es el único participante, pero el reloj corre. La mecánica del concurso le exige reajustar sus convicciones sin apelar continuamente a sus 140 años de historia, que son solo garantía de antigüedad.

El 1,2,3 responda otra vez de Chicho Ibáñez Serrador no era un concurso de respuesta invariable. Favorecía la enumeración heterogénea y el monocolor Sánchez, a quien el Financial Times llama el Trudeau europeo, ha caído en la trampa de las opciones. Ofreciendo un pacto volátil a media docena de partidos, se quedó a solas con el famoso cántabro.

Se ha discutido si Podemos pidió Interior y se le ofreció Interiorismo, o si el Gobierno de colisión estuvo al alcance del puño tendido por Iglesias y Sánchez. Solo los 123 diputados siguen intactos, por lo que el 1,2,3, gobierne otra vez exige no errar a riesgo de beber cicuta.

El último lema, «todo para Podemos pero sin Podemos», no suena convincente. Tampoco Ciudadanos es, según se pretende, el partido hermano del PSOE, sino el simétrico, a la otra orilla del centro hipotético. Los sondeos retratan un partido con mucho futuro que ha olvidado su presente, 123. El mismo marcador que Rajoy en 2015, otro que se negó a participar en el concurso.

*Periodista