Hermanos: antes de nada, os deseo una feliz nochevieja y una magnífica entrada en el 2021, el año de las transformaciones. Porque junto con el año que dejamos atrás estamos en una época crucial para entendernos a nosotros mismos, las ciudades y la forma de vivir.

Pase lo que pase tras la distribución masiva de las vacunas vamos a seguir llevando mascarillas por precaución por unos cuantos años más. Y eso de darnos la mano y dos besos, creo que va a pasar a la historia. Vamos a tener que guardar las distancias por pura medida sanitaria. Nos vamos a ahorrar miles de reuniones presenciales, porque las videoconferencias ya son una realidad que nos evitarán muchos viajes, tiempo y combustible fósil quemado.

Ya estamos en el futuro, y nos han metido en él a empujones, porque nosotros íbamos a nuestro paso, tan tranquilos. Hoy me compro un smartphone , mañana una tablet , y de repente llega una pandemia que nos obliga a comunicarnos con una pantalla mediante.

Habrá gente que se planteará cambiar su domicilio a la España vaciada más próxima de la España repleta, donde los colegios son más pequeños, las diputaciones han puesto banda ancha y se puede teletrabajar desde la tranquilidad.

En las ciudades nos van a inundar los ciclocarriles (algunos útiles y otros no). Vamos a reforestar nuestras ciudades y pueblos con los árboles que segamos en los años ochenta y noventa. Digitalizaremos las ciudades con el dinero que nos enviará la Unión Europea para la reconstrucción, haciendo más eficientes los servicios públicos. Lo que yo os diga, el 2021 será verde y digital… y sin Trump . H

*Urbanista