El académico Emilio Alarcos, en el prólogo de las obras de Pío Baroja, menciona al grupo de escritores de la Generación del 98. “Los del 98 combinaron la preocupación regenaracionista y la decepción por la decadencia de España, e interpretaron a su modo la vividura del país. Los españoles heridos por la funesta manía de pensar incrementaron la afición masoquista a analizar lo que en España estaba torcido para plañirlo amargamente y preguntarse si contra el destino fatal cabría aún enmienda razonable”.

Leyendo este comentario, me viene a la memoria que hay mucho de verdad en lo que Emilio Alarcos menciona sobre los acontecimientos de final del siglo XIX y la situación actual de nuestro país. Puede que las circunstancias sean de distinta índole, pero en definitiva, los españoles no hemos cambiado tanto.

Si de querer cambiar se trata, pues en ello estamos. Si de buscar soluciones y reconocer nuestros errores, pues más de lo mismo. Sea lo que fuere, no hay español que se precie que no admita el cansancio que se experimenta ante la falta de soluciones que conduzcan a una regeneración de la clase política y un plan de gobernabilidad aceptable.

Los próximos 25 y 26 de abril, el Rey tendrá consultas con los líderes de los partidos políticos españoles, y de ahí a la convocatoria de elecciones generales, un paso. H

*Secretaria provincial de Derechos Civiles del PSPV-PSOE de Castellón