A las puertas de las elecciones generales, europeas, autonómicas y municipales, nos encontramos (según fuentes del CIS) ante un estadio de polarización tal en el espectro político actual, que lleva al abandono del centro político. Por ejemplo, y por lo que respecta a la Comunitat Valenciana y en una escala ideológica del 1 al 10 (siendo 1 extrema izquierda y 10 extrema derecha), observamos que se otorgan los siguientes baremos: Podemos, 2,0; Compromís, 2,9; PSOE, 3,7; Ciudadanos, 6,6; PP, 7,9; y finalmente Vox, 9,3. Es decir, entre los 3,7 del PSOE y los 6,6 de Ciudadanos hay prácticamente tres puntos que no ocupa nadie. Tres puntos de un vacío inmenso que alguien ha de aspirar a ocupar, tres puntos de un espacio que debe de ser capaz de recoger lo mejor de las derechas y lo mejor de las izquierdas, tres puntos para asentar el espacio de la moderación, del diálogo, de los consensos, de la centralidad, del sentido común; en definitiva, de la responsabilidad con una ciudadanía cada día más preocupada e inquieta ante la influencia que los extremismos y populismos de diversa índole ejercen sobre las formaciones tradicionalmente más moderadas que otrora aspiraron a ocupar la mencionada centralidad. El PSOE valenciano se ha visto arrastrado cada vez más a la izquierda por sus socios del Botànic; mientras Ciudadanos o PP reivindican un discurso cada día más radical ante la irrupción de Vox o del propio procés catalán. De aquel Ciudadanos socio-liberal macronista de hace unos años apenas queda nada, como tampoco queda nada del PP más responsable y moderado del propio Alberto Fabra en Valencia o de Mariano Rajoy en Madrid. Y esta situación de incertidumbre política y de polarización conduce indudablemente a un malestar político entre las diferentes capas sociales muy extendido y que incluso es superior al económico ante una crisis que no se terminó de dejar atrás del todo o los nubarrones ante la ralentización de algunas economías europeas. Desde Demócrates Valencians reivindicamos ese espacio de centro convencidos de que el grueso de la sociedad valenciana y castellonense lo considera más necesario que nunca; y con el valor añadido de reivindicarnos como una formación de estricta obediencia valenciana dispuesta a dialogar y a pactar con quién haga falta para traer a nuestra tierra los recursos e infraestructuras que merecemos. Acudimos en esta primer año electoral para nuestro joven proyecto a las elecciones europeas englobados en la coalición #EuropaSolidaria y a una treintena de municipios con nuestra propia marca y con el convencimiento de que podemos ser la llave de la gobernabilidad en muchos de ellos. El reto está ahí, y créanme, es apasionante.

*Candidato a la Alcaldía de Castellón por Demòcrates Valencians