CARTA AL DIRECTOR

Me pregunto qué puedo decir cuando alguien a quien conoces desde hace 20 años, que no está en una situación de aislamiento social ni padece un trastorno que le impida distinguir entre el día y la noche, te suelta que es escéptico respecto al covid-19 porque no tiene conocimiento directo de ninguna persona que haya enfermado por el virus. Resulta incomprensible que puedan albergarse dudas respecto a un desastre mundial como este, como si todo lo que está sucediendo fuera una ficción diseñada desde la sombra para vender mascarillas, alterar los modos de vida y las relaciones sociales o aumentar el control gubernamental sobre la población. Es difícil hallar respuestas capaces de sintonizar con el absurdo. Y como es lógico, el grado de estupefacción se multiplica cuando el disparate viene de la representación política.

Alejandro Prieto