Uno de los derechos de los niños y jóvenes en nuestro país, según la Constitución, es el derecho a la educación sin que ésta sea manipulada con intenciones de partido, entre otras. La situación actual en Cataluña nos ha dado a conocer claramente la política seguida por el Govern de la Generalitat, a través de su consellería de educación, utilizando a niños y jóvenes menores de edad, en la organización y participación de manifestaciones independentistas, para tratar de demostrar un apoyo masivo a la secesión. Mal hecho.

El programa educativo en Cataluña es de todo menos universal y democrático, tanto que los sres. Puigdemont y Junqueras mencionan la palabra democracia. Es aislacionista y diferenciador en lo malo que no en lo bueno, muy parecido a la época de la dictadura franquista, salvando las diferencias y coincidente en la mentalización y si no, acuérdense de la Formación del Espíritu Nacional para los chicos, incluidos los campamentos de la Falange, y la sección femenina con el servicio social y los coros y danzas para las chicas. Para un niño de primaria, en Cataluña, el sur geográfico de nuestro país llega hasta la línea divisoria del río Cenia, y más abajo, son territorios ajenos a ellos. Los niños son sensibles y manipulables y hasta que tienen un criterio propio, han de pasar años que, rodeados de mala intencionalidad, se convierten en un poder fáctico de incalculables consecuencias como hemos visto.

Un grupo de profesores de la Universidad Autónoma de Barcelona, ha dirigido un escrito al doctorado denunciando la presión que reciben para acatar normas independentistas, como la suspensión de clases, etc., que emanan de dicho organismo. ¿Habrán depuraciones al proclamarse la república unilateralmente ayer tarde?

*Secretaria provincial de Derechos Civiles del PSPV-PSOE Castellón