Mañana celebramos un día especialmente emotivo, el día de San Isidro Labrador, en una jornada que compartimos con el colectivo de agricultores de nuestra localidad. La celebración litúrgica cuenta con su participación y nos recuerda la humildad, el sacrificio y la hermandad del conjunto de hombres y mujeres que trabajan la tierra.

Con el respeto y reconocimiento a todos aquellos que perpetúan el trabajo de nuestros antepasados, que garantizan que nuestro territorio siga siendo fecundo en oportunidades y generación de riqueza, quiero aprovechar este artículo de hoy para aplaudir su tarea. Su dedicación y mimo por lo que es auténtico y autóctono; por los sabores de siempre; merece nuestro agradecimiento.

Desde las administraciones tenemos una deuda de honor con su compromiso, por ello, no sólo debemos contar con su voz cuando trabajamos para el propio sector, como hacemos en Peñíscola con el Consejo Agrario que tengo el privilegio de presidir; sino también debemos actuar y favorecer su tarea, como estamos realizando también en el arreglo de caminos rurales --un total de 20 kilómetros en lo que va de año en nuestro término municipal--, o con nuestro apoyo decidido a la denominación de origen de productos que se cultivan en nuestros campos.

Forman parte de la cadena de valor de nuestra identidad y, por supuesto, de nuestra economía local que arranca en las manos de un agricultor mientras las hunde en la tierra y culmina en la satisfacción de quien nos visita, mientras degusta un plato sin trampa ni cartón, un plato que guarda todo el sabor de lo que es nuestro. Porque forma parte de nuestra forma de ser y de vivir; porque forma parte de nuestra forma de entender y de entendernos, entendamos todos que es la agricultura una buena expresión de nuestro territorio y de nosotros mismos.

Mañana lo celebraremos con orgullo, juntos.

*Alcalde de Peñíscola