En Morella, donde injustamente se respira, en algunas ocasiones, uno de los índices altos de ozono malo, huele este mes a flores, a las plantas aromáticas que crecen salvajes en todos los parajes, en las montañas que forman el mejor de los océanos. Pero los informes del CEAM fijan esta injusta situación, con picos puntuales, procedente de la emisión de gases de industrias petroquímicas, térmicas o nucleares de territorios vecinos así como de las zonas más pobladas. Aunque los niveles van descendiendo cada año, los datos son paradójicos en una comarca que toca el cielo y que se airea con los buenos vientos del norte. Así es la realidad contradictoria. Así es la realidad que debe preocuparnos y comprometernos en la lucha contra el cambio climático, en defensa de la calidad de vida rural. Cuidemos el medio ambiente, legislemos, denunciemos, protejamos el aire que respiramos, tengamos conciencia colectiva e instituciones publicas firmes en esta batalla ambiental. El aire es de todos, y la contaminación, también. Aquí, en las montañas, la relación con el medio natural es vital. No hay otra salida para la supervivencia.

Aquí, en las montañas, la primavera estalla sin previo aviso. Un día es invierno, y el siguiente regala un sol espléndido que inyecta toda la luz y rompe la escala de colores. Belleza y calor en tiempos de frío. En tiempos en los que la despoblación es también una realidad que reparar. Esta tierra ha sufrido durante muchos años políticas para la desigualdad, una grave discriminación que ha creado zonas de sombra y que influye en el descenso de población que planea como grave amenaza de futuro. El pasado viernes se celebró en Castellón el Foro contra la despoblación. Las administraciones central, autonómica, provincial y municipal se han unido para frenar esta situación y favorecer la repoblación, un reto que hay que ganar. Y se han puesto manos a la obra. La Generalitat acaba de crear una Comisión para la integración, análisis, protección y ayuda. Diputación y gobiernos locales se implican en estos planes para la supervivencia. Generar empleo, emprendimiento, mejorar infraestructuras y servicios, proteger el medio ambiente y la vida de las personas. Es el mapa de la esperanza, la geografía humana que marca nuestras comarcas. Hay que paliar y reparar este prolongado invierno demográfico.

*Periodista