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El problema es que, en la actualidad, no existe aún un remedio viable para combatir esta plaga que puede generar una merma en la producción de 80 millones solo en la provincia de Castellón. La investigación debe seguir, para buscar alternativas sostenibles al uso de estos fitosanitarios como el metil clopirifos, pero hace falta tiempo para que, por ejemplo, el pasasitoide con el que se está investigando surta efecto y otros, como el uso de feromonas, supondrían un incremento de costes.

Está claro que hay que velar por la salud del consumidor, pero deberían aplicarse los mismos criterios a los productos citrícolas independientemente de que provengan de fuera de la UE y debería haberse aplazado el veto para dejar a los agricultores un tiempo prudencial de adaptación antes de prohibir su uso sin paliativos.

Es erróneo considerar a los jóvenes, sin matices y tomados como un colectivo homogéneo, como los culpables de los rebrotes del covid-19. La tentación de buscar alguien a quien endosar el casi monopolio de la culpa, en un problema complejo y con muchas variables, es simplista además de equivocado. Señalar a todo un grupo social, sin tener en cuenta la diversidad de circunstancias y realidades, es injusto.

Dicho esto, hay que recordar cuáles son las cifras de contagios en cada cohorte de edad en esta segunda fase de la pandemia. Y que los jóvenes, como cualquier otro miembro de esta sociedad, también tienen su responsabilidad individual en la evolución de la pandemia y no deberían ser ajenos a la solidaridad colectiva que desde todas las instituciones se pide para contener la enfermedad.

Los rebrotes surgidos en reuniones sociales y fiestas nocturnas, así como las imágenes de botellones, han provocado reacciones de repulsa por el temor de perder lo logrado tras meses de sacrificio. Bajar la guardia ahora podría volver a poner al límite al sistema sanitario. Pero si lo que se desea es que sigan las recomendaciones de mantener la distancia social, evitar aglomeraciones y llevar mascarilla es más efectivo optar por la pedagogía, con una claridad y coherencia que muchas veces no ha estado presente, que por la vía sancionadora. Y no está de más escucharles. Todos comparten la misma idea: es injusto que se les coloque en el mismo saco. Tacharlos sin más de irresponsables, sin entender sus razones, no lleva a ninguna parte.