Los fondos Feder, el programa Edificant, la rehabilitación de la Vila, la conclusión del traslado del Museu del Joguet, el cambio de dirección de la playa, el avance de San Jaime, los días del vecino en los barrios... Queda mucho por hacer y el tiempo pasa deprisa. Sí, las dos premisas son ciertas, pero no lo es menos que las actuaciones que he enumerado al inicio de esta columna van materializándose en este año que cumplo al frente de la Alcaldía.

Un 17 de junio más caluroso que el último, prometí, el año pasado, que gobernaría Almassora con humildad, prudencia y justicia. Y no me voy a mover de esa declaración de intenciones bajo la que también hemos remodelado el entorno de la estación de tren para dignificarlo, reclamado el cuartel de la Guardia Civil y la defensa de la playa o hemos potenciado los polígonos industriales para reivindicar su expansión y el crecimiento del empleo.

En este tiempo al frente de la Alcaldía ha bajado el paro en Almassora y también el recibo de la luz que consumimos en el alumbrado público y los edificios municipales. Poner leds en la Vila y equipos de bajo consumo en los polígonos ha sido decisivo para extender esta medida al resto del municipio, actuación que acometeremos antes de que acabe el año.

Hemos salvado de la desaparición al colegio Santa Quitèria y nos mantenemos firmes para que la Conselleria de Educación licite cuanto antes la parte de obra que resta para acabar el Regina Violant. Porque sí, como en el caso del trinquete, también ha habido obstáculos en este año, o en otras palabras, empresas que no cumplen la suya y son capaces de dejar en la estacada a 600 niños para incrementar sus beneficios económicos.

De la lección de este año me quedo con el empeño por superar estas barreras, también las personales, para garantizar un futuro mejor a Almassora.

*Alcaldesa de Almassora