Hoy es el día de San Valentín, festividad que conmemora las buenas obras realizadas por el santo, relacionadas con el concepto universal de amor y afectividad.

En el siglo III, el sacerdote Valentín , oponiéndose al decreto del emperador Claudio II que prohibía el matrimonio para los jóvenes, pues consideraba que los soldados sin ataduras (solteros) combatían mejor, comenzó a celebrar bodas en secreto para las jóvenes parejas. Por mor de este hecho se toma a San Valentín como el patrón de los enamorados.

Millones de rosas, junto con notas prometiendo amor eterno, se entregarán hoy, en un intento en muchos casos de buscar una solución material a un conflicto marital. Concentrar la ilusión de todo un año en un solo día puede crear demasiada expectativa en quien necesita sentirse querido, por lo menos con un buen regalo. Si no se recibe lo que se espera, por influencia del consumismo y la publicidad, se acabará teniendo la sensación de que nuestra pareja no nos quiere tanto como creemos, por lo que este día puede terminar haciendo más inestable la relación o incluso provocando que se produzca la ruptura.

Esto, que es un contratiempo para unos, es una catástrofe total para otros, los anuptafóbicos. Los que padecen de anuptafobia tienen un miedo irracional a estar sin pareja, respondiendo con un patrón de ansiedad, angustia y obsesión en torno a la idea de quedarse sin su media naranja. Con frecuencia, tienen un problema de autoestima, propiciado quizás por alguna ruptura traumática anterior, por vivencias de rechazo o por el abandono de una figura de apego en la infancia o adolescencia. La realidad es que ser feliz no depende de tener pareja o no.

La felicidad, el bienestar y el equilibrio emocional deben estar en uno mismo, ya sea en soledad o de la mano de alguien. Sentirnos la mitad y no enteros, buscando a alguien para ser y no estar, es siempre un camino equivocado. H

*Psicólogo clínico

( www.carloshidalgo.es )