Querido/a lector/a, parece ser que la entrada de Vox en el Parlamento andaluz no ha pasado desapercibida para nadie de los que influyen y deciden en la parte occidental del mundo. Me refiero a que en Washintong se ha visto con alegría y «casi» con disgusto en París y Berlín.

Con lo de Washintong afirmo que tanto Trump como Duke, generalísimo por la gracia de Dios del Ku Klux Klan, han celebrado y felicitado a Vox. Cosa que no me extraña porque hace tiempo que el periodista Pierre Rimbert ya nos advertía en sus artículos que Stephen Bannon exasesor de Trump, venía celebrando reuniones con la derecha y la extrema derecha europea a las que asistía el PP y Vox. Con lo del «casi» disgusto de París y Berlín indico que mientras la señora Le Pen celebró efusivamente lo de Vox, Macron y Merkel y un periódico tan prestigioso y vinculado a los valores democráticos y europeísta como Le Monde (el diario, no el Diplomatic), le advierten a Casado y a Rivera que tendrán que responder ante la UE por su vergonzoso papel en la irrupción de Vox en Andalucía (y es que nunca los criticaron).

Querido/a lector/a, a pesar de la desgracia que representa Vox y aún compartiendo la exigencia de la UE, lo que nos interesa es que, en bien de la peña ciudadana y de España, las izquierdas aprendan la lección andaluza que, dicho sea de paso, viene a ser algo así como: salir de la confrontación, entre ellas, y formar un gobierno (cuando el pueblo les de la mayoría, como tenían) que aporte bienestar y ayude a arraigar la política, la democracia y sus instituciones. Al tiempo, y en el conjunto de la Unión Europea, deben atreverse y participar con propuestas que ayuden a componer un nuevo contrato social con unos Estados que aporten estabilidad política y justicia social. Por ahí deben ir, más o menos los tiros de las izquierdas. Pero, para ello, hay que intentar atar las bridas del capitalismo financiero y los mercados desbocados.

*Analista político