Esta crisis que sufrimos está mostrando muy claramente que las prioridades sociales andaban muy mal enfocadas. Más allá del terrible desastre, estamos aprendiendo y vamos descubriendo algunas ideas ampliamente compartidas que pueden ayudarnos como sociedad. Estas son algunas de ellas:

Necesitamos servicios públicos fuertes. Los recortes de los últimos años han pasado factura.

Nuestras personas mayores o en situación de dependencia no pueden estar en centros en manos de fondos buitre que ganan millones escatimando en atención, en cuidados, precarizando a las trabajadoras. Hay sectores y trabajos, hasta hoy mal pagados y precarios, que son esenciales para nuestra supervivencia: agricultura y ganadería, limpieza, cajeras, reponedoras...

La economía debe estar al servicio de las personas y no puede oponerse a la salud como si solo se pudiera salvar una u otra. Esa es una dicotomía loca y suicida. Una economía que sacrifica la salud de la gente no sirve para nada.

Existen trabajos esenciales en el campo o relacionados con la salud para los que necesitamos personas migrantes.

Muchos trabajos se pueden desempeñar a distancia, se pueden flexibilizar las condiciones para hacerlos compatibles con la vida personal y familiar.

Necesitamos una industria propia en sectores estratégicos. Hemos descubierto la dependencia de un mercado exterior especulativo para obtener mascarillas, equipos de protección o respiradores que podríamos fabricar aquí, y que hay otros sectores que necesitamos potenciar para ganar en soberanía.

Es vital cuidar la ciencia y la investigación. Salvan vidas, nos fortalecen y nos preparan para el presente y el futuro. Debemos recuperar a investigadores e investigadoras que han tenido que emigrar por falta de oportunidades.

HEMOS VISTO una cara fea de nuestra sociedad: gente o entidades que aprovechan la adversidad y la desgracia en función de sus intereses, que manipulan para ganar poder y privilegios, que especulan para enriquecerse o evaden impuestos y no contribuyen al bienestar. Pero también hemos comprobado que somos una sociedad solidaria, capaz de resistir y atender las instrucciones en beneficio de todos, de ayudar a quien lo necesite, hemos visto empresas que han priorizado la salud de sus trabajadores y trabajadoras, velando por sus ingresos y por asegurar sus puestos, aunque suponga menos beneficio.

Es fundamental que seamos capaces de traducir estos aprendizajes en acción. Si cuando esto pase sabemos repensar nuestra realidad y cambiar algunas prioridades y enfoques podremos prepararnos para las crisis del futuro,

*Diputada en el Congreso por Castelló de Unidas Podemos