Hace una semana dimos el último aplauso a nuestros sanitarios. Toca trabajar para traducir estos aplausos en mejoras. Porque la pandemia ha sacado a relucir lo mejor, pero también lo peor. Durante estos días he escuchado muchas veces en mi entorno y en los medios que «no tenemos la mejor sanidad del mundo, sino los mejores profesionales». No me cabe ninguna duda. Sin ellos, haber doblegado la curva y haber salvado vidas hubiera sido imposible.

Sin su dedicación, tesón y vocación seguiríamos en la casilla de salida. Pese a las dificultades, que han sido casi todas, lo están consiguiendo. Con la desescalada ha llegado el momento de reflexionar. De saber el porqué de esa frase tan repetida de «no tenemos la mejor sanidad, sino los mejores profesionales».

Porque no todo empieza y termina en el coronavirus. Nuestra sanidad arrastra más problemas que, como consecuencia, se han multiplicado. Uno de los principales son las listas de espera. Antes de la irrupción del covid-19, los pacientes de la provincia ya eran los primeros de la Comunitat Valenciana en esperar a ser operados. Y ahora, cuando poco a poco las aguas vuelven a su cauce, la situación se ha agravado.

El colapso es un hecho. En el mejor de los casos un castellonense deberá aguardar hasta cinco meses y para algunos quizás cinco meses sea demasiado tiempo.

Evidentemente, la Conselleria no podía prever la pandemia, pero sí sabía perfectamente de la falta de recursos humanos y materiales en nuestros hospitales y centros. La inacción y la nula planificación durante cinco años nos han llevado de nuevo a batir récords. De aquellos polvos, estos lodos.

*Diputada autonómica y portavoz provincial de Ciudadanos