No asistí, hace casi un mes y bien a mi pesar, a la presentación del libro Pequeñas historias de una voz , de mi buen amigo y maestro José María Arquimbau editado por la Diputación Provincial. No estuve en el acto, no porque me lo impidiera otro menester , sino porque no me enteré de que se llevaba a cabo, dado que la organización no tuvo la gentileza de invitarme y eso que me había cabido la satisfacción, por encomienda del autor, de escribir el prólogo.

Estas tituladas Pequeñas historias de una voz conforman un ágil libro de memorias, con una narración tan amena como íntegra de muchos de los hechos en los que el autor ejerció el papel de comunicador ejemplar en sus tareas como director de La Voz de Castellón y Radio Nacional de España. El libro pone de manifiesto una serie de situaciones, que se refieren con, acierto, dignidad, rigor y profesionalidad y también con soltura, sin obviar muchas divertidas anécdotas que conceden a la lectura una amenidad graciosa y entrañable. El autor ha sabido combinar en esta publicación, que se lee con agrado y provecho, el rigor informativo elegante de su prosa, con un deslinde de humor de divertida chispa digno de Jardiel , Mihura o Pitigrilli . En sus páginas vemos transcurrir la muy humanizada historia de nuestro pueblo en la segunda mitad del pasado siglo, en la que tienen también su protagonismo las personas, las que condicionaron las efemérides y las que estuvieron a su vera en las tareas informativas.

Un libro que hacía falta y que es, sin pretenderlo, un curriculum que señala la labor impagable de un gran maestro de la información con el que Castellón está, indudablemente en deuda por su labor eficaz, honesta, abnegada y digna, que ha supuesto un hito en la historia del periodismo local y que por tal merece un señalado homenaje, al que me gustaría mucho sumarme. La pelota (y viene bien el símil, dada la preeminencia de la información deportiva en su quehacer) está en el tejado de instituciones, organismos, asociaciones y autoridades. No me gustaría tener que recriminar, pasado algún tiempo, la incuria o la dejadez de su actitud. H

*Cronista oficial de Castelló