Unión. Conformidad y concordia de los ánimos, voluntades o dictámenes. Esta es una de las acepciones que la RAE contempla en su diccionario y que a día de hoy se hace más necesaria que nunca.

La crisis del coronavirus ha puesto a prueba un escenario político polarizado en el que el entendimiento entre diferentes se ha convertido en casi una misión imposible. Y digo casi porque aún estamos a tiempo de darle la vuelta a esta situación, tenemos una oportunidad de oro para demostrar que imposible no hay nada.

No es el momento de gritar, de emplear palabras gruesas, de discursos exacerbados y tampoco de egocentrismos. Se puede y se debe criticar la gestión, pero siempre desde la lealtad, la moderación y siendo propositivos.

Es una realidad que se han cometido numerosos errores: la falta de material, la improvisación en la hibernación y posterior reanudación de la actividad económica, la estafa con los falsos test, el ataque a la libertad de información y el abandono de las personas mayores, son solo algunos ejemplos. Sin embargo, lo que urge es trabajar por evitarlos.

Trabajar porque los profesionales que están en primera línea necesitan EPIS y tests; trabajar porque quienes han vuelto a su actividad necesitan hacerlo en condiciones seguras; trabajar porque los sectores productivos necesitan liquidez para afrontar el descalabro económico; trabajar porque los autónomos necesitan medidas y ayudas que les permitan vivir y reabrir sus negocios; trabajar porque los empleados víctimas de un ERTE necesitan saber si van a cobrar o no; trabajar porque el turismo y la restauración necesitan de un plan de choque; trabajar por que los jóvenes necesitan expectativas de futuro; trabajar porque los mayores necesitan que les cuidemos más y mejor; trabajar para que los más vulnerables no se queden atrás; trabajar para que el reconocimiento de la sanidad pública no se quede solo en aplausos. Pero, sobre todo, trabajar porque los españoles necesitan un plan y necesitan confiar en que todo irá bien.

Y todo no puede ir bien si cuando llegan a casa exhaustos de una jornada en la que se han jugado la vida para salvar la nuestra, ponen la televisión y lo único que ven es a unos políticos enrocados en los problemas en lugar de en las soluciones.

En Cs lo hemos dicho alto y claro desde el minuto uno de esta emergencia. Queremos y ofrecemos soluciones. Nuestra mano es una mano honesta, sincera y sin pretensiones de sacar rédito político porque es lo que los españoles nos están pidiendo.

Así ha sido a nivel nacional, a nivel autonómico y ahora a nivel provincial. Nuestro compromiso por la reconstrucción de la provincia y de sus más de 570.000 vecinos es firme. Confiamos en que este mismo compromiso sea el que impulse al equipo de Gobierno de la Diputación ya que nos jugamos la salud y los empleos de centenares de miles de castellonenses. Sectores como el turismo, la restauración, el clúster cerámico o el sector primario junto con los autónomos y las pymes necesitan más que nunca que apartemos las ideologías, unamos fuerzas y hagamos de la política el arte de lo posible.

*Portavoz de Ciudadanos en la Diputación de Castellón y en el Ayuntamiento de Benicàssim