Me encanta el refranero español. Y la frase «doctores tiene la iglesia» me gusta especialmente entre las muchas que tiene nuestro idioma. Cuando quieres hacer ver que alguien está especialmente versado en una materia, o que en una empresa o institución están sobradamente capacitados para hacer algo, usas esa expresión. Al menos yo lo hago.

El caso es que estos días se ha hecho público el nivel de estudios de los miles de asesores del Gobierno de España. Ya saben, queridos lectores, que son legión. Bien, el caso es que cien de esos asesores apenas tienen la EGB, y más de doscientos el bachiller. ¿De qué se supone que van a asesorar al Gobierno? A un Gobierno decente y congruente le asesoran catedráticos universitarios, doctores, especialistas de distinta índole, grandes empresarios, eruditos de diversa condición, matemáticos, economistas, médicos, virólogos… En definitiva, personas con un envidiable currículum que se lo han labrado a lo largo de los años a base de mucho sacrifico y esfuerzo. Pero no sucede así con nuestro Gobierno. Al nuestro le asesoran cien tipos que apenas aprobaron la Educación General Básica, y doscientos que solo se sacaron el Bachillerato Unificado Polivalente. ¡Qué pena de país!

Un asesor del Gobierno de España debería, en mi modesta opinión, tener un currículum brillante, sobrada experiencia laboral y una visión del mundo mucho más amplia que el común de los mortales. Un asesor del Gobierno de España debería justificar los más de sesenta mil euros que cobra al año con solo una mirada. H

*Escritor