La izquierda, tal como la hemos entendido en Europa, no tuvo la oportunidad de desarrollarse en los EEUU. Todo indica que la posguerra y la guerra fría hicieron que el enfrentamiento entre la izquierda y la derecha fuera identificado como la confrontación entre los dos bloques, capitalismo y comunismo y, en consecuencia, se asfixiaron todos los componentes progresistas y radicales de la sociedad norteamericana.

Pero si señalo esta desgraciada (al menos para mí) realidad, es para enfatizar la alegría que siento cuando, como ahora, veo cómo representantes del ala progresista del Partido Demócrata de los EEUU expresan y proponen en nombre de la izquierda y, ojo, del socialismo. Es decir, confieso que me agrada saber del llamado escuadrón, de las congresistas Ocasio-Cortez, Taib, Rashid y Pressley. Cuatro mujeres que cuestionan el orden republicano y, si es necesario, le plantan cara a alguna instancia de su propio partido. Cuatro mujeres que son la voz imprescindible de la política actual de los EEUU: las que piden la destitución de Trump, denuncian la falsa ayuda humanitaria que solo sirve para fortalecer los controles fronterizos, las que acusan a los republicanos de ayudar a Israel por dinero... Cuatro mujeres que por sus políticas y, también por sus características, sufren los acosos de los sectores conservadores.

A pesar de ello, repiten sin miedo que la grandeza de los EEUU está en la acción unida y la contribución de las personas de distinto origen. Al tiempo, invitan a la ciudadanía, desde la izquierda y el socialismo, a participar y a asumir compromisos en la construcción de un mundo más justo. Ayer no se pudo en los EEUU, pero hoy se sigue intentando hablar de izquierda y de socialismo.

*Analista político