Casi tres semanas después de las elecciones municipales del 26 de mayo, hoy se constituyen más de 8.000 ayuntamientos en España. Se pone en marcha un nuevo mapa del poder local que refleja la pluralidad de la sociedad española y la ruptura del bipartidismo. Los tiempos de las mayorías cómodas de los grandes partidos han terminado, para dar paso a un mapa político muy complejo en el que los pactos son obligatorios. Acuerdos que en muchas ocasiones son distintos de una localidad a otra y que sacan a la luz la incoherencia o las contradicciones de los partidos políticos, que elogian o critican las coaliciones dependiendo de cómo les afecta.

En Castelló, las negociaciones se cerraron a última hora de ayer viernes. Finalmente, Amparo Marco tendrá como socios a Compromís y Podem-CSenM-EU, aunque los socialistas, como ganadores claros de las elecciones, tendrán las concejalías de más peso en el Ayuntamiento. Como resultado del acuerdo, la figura de vicealcalde desaparece y habrá nueve tenencias de alcaldía: 6 del PSPV, 2 de Compromís y 1 de Podem-CSeM-EU.

Barcelona se ha erigido en una de las plazas que mayor interés ha suscitado. Barcelona en Comú hizo público ayer que su militancia da la luz verde a un acuerdo con el candidato socialista, Jaume Collboni, para que Ada Colau repita como alcaldesa. La decisión de BComú ha irritado a ERC, cuyo candidato, Ernest Maragall, ganó las elecciones por un estrecho margen, así como a otras corrientes del independentismo, que no oculta que anhelaba gobernar Barcelona para sumarla a la estrategia de presión al Gobierno central desde las instituciones. El acuerdo de BComú y el PSC --que necesita el apoyo de Manuel Valls-- es legítimo y pulcramente democrático: suman 18 regidores, mientras que ERC y Junts per Catalunya suman 15. La virulenta reacción del independentismo a la decisión de Colau de repetir como alcaldesa en lugar de entregarle el cargo a Maragall apenas esconde el deseo de convertir a Barcelona en punta de lanza del independentismo a las puertas de la sentencia a los líderes del procés. Una intención que no tiene nada que ver con la política municipal.

Los pactos también han sido claves para la formación de ayuntamientos en el resto de España. En este sentido, han corroborado algunas tendencias: las dificultades de la izquierda para salvar sus diferencias y la facilidad con la que la derecha ha asimilado el modelo de pacto entre las derechas de Andalucía, que implica abrazarse a Vox. La excepción, muy notable, es la del ayuntamiento de Madrid, donde las diferencias entre PP y Ciudadanos y la incomodidad de los naranjas con Vox han dilatado las negociaciones hasta última hora. Acabado el bipartidismo, es la era de los pactos.