El clúster del azulejo, uno de los principales ejes de la economía castellonense, pone en marcha la remontada de su actividad en un contexto en el que la crisis sanitaria se deja sentir aún de forma sensible en todo el mundo, un mundo que define el mercado por excelencia del sector, más allá del importante nicho de demanda nacional.

Después del peor momento, vivido en la primera quincena de abril, con las líneas de producción paradas y serias dificultades para dar salida a los pedidos pendientes de entrega por las restricciones para el transporte, las empresas cerámicas enfrentan una caída de la producción en ese mes del 56%; la pérdida de 380 millones de euros en ingresos; y cerca de 5.000 trabajadores afectados por los ERTE.

El complejo panorama que afrontan las industrias en estos momentos de brutal caída de la demanda requiere de flexibilidad y eficacia por parte de las administraciones públicas para ayudar a mantener en marcha a un sector clave para Castellón, pero también con un gran peso en la balanza comercial de la Comunitat y del conjunto de España, como recuerda el presidente de la patronal, Vicente Nomdedeu. Un acceso ágil a los mecanismos de liquidez, facilitar los trámites burocráticos y proteger las exportaciones, además de fomentar la demanda interna mediante estímulos a las reformas, son algunas de las medidas necesarias. Facilitar la salida y entrada en el país de los técnicos de todas las áreas, maquinaria y esmaltes entre ellas, es otro de los factores que puede ayudar en la reactivación.